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martes, octubre 22, 2024

¿Justicia o política? Sentencia del TJUE sobre pesca en el Sáhara marroquí levanta sospechas de ‘lawfare’

 

Rue20 Español/Rabat

Machij El Karkri*

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La reciente sentencia del Tribunal General de la Unión Europea (TGUE), que anula los acuerdos de pesca y productos agrícolas entre Marruecos y la UE, ha suscitado sospechas de que la justicia europea está siendo utilizada como un arma en una guerra política encubierta. Este fenómeno, conocido como lawfare, implica el uso estratégico del derecho para desestabilizar o condicionar a un adversario político o económico.

En este caso, Marruecos parece ser el blanco de ciertos intereses europeos que buscan frenar su ascenso como actor clave en África y el Mediterráneo.

El fallo del TGUE se basa en que los acuerdos en cuestión incluyen territorios del Sáhara marroquí sin, según pretenden, el consentimiento de la población local.

Grupos afines al autodenominado Polisario celebraron la decisión, mientras que Marruecos la consideró un acto de enemistad diplomática que ignora sus esfuerzos por desarrollar la región en beneficio de sus habitantes.

Esta decisión jurídica se sitúa en una zona gris entre lo legal y lo político, ya que interviene en un conflicto internacional que lleva décadas en el ámbito diplomático y bajo la responsabilidad exclusiva de las Naciones Unidas.

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La composición del tribunal, que incluye jueces de distintos países europeos, refleja un complejo equilibrio de intereses dentro de la UE.

Si bien algunos países, como España y Francia, son aliados tradicionales de Marruecos y apoyan la cooperación con Rabat, otros sectores, como los países nórdicos y parte de Francia y España, son más críticos hacia la posición de Marruecos en el conflicto del Sáhara. Esta fragmentación dentro de la UE ha permitido que actores políticos utilicen el sistema judicial como una herramienta de presión.

Intereses ocultos y fracturas en la relación Marruecos-UE

El fallo del TGUE parece estar influenciado por intereses ocultos dentro de la UE que buscan limitar la creciente influencia de Marruecos. La cooperación en sectores clave como la seguridad energética, la lucha contra el terrorismo y el control migratorio ha sido fundamental para la relación entre la UE y Marruecos.

No obstante, estos avances parecen inquietar a ciertos grupos de poder que prefieren mantener un control más estricto sobre las políticas exteriores de la Unión.

Reino Unido, tras el Brexit, ha mostrado interés en consolidar nuevos acuerdos bilaterales fuera del marco europeo. Su alianza con Marruecos podría fortalecerse en sectores como la energía, la pesca y el comercio agrícola, ampliando su influencia en el norte de África.

China, por su parte, ha intensificado su cooperación con Marruecos en el marco de la iniciativa de la Franja y la Ruta. Ante la vacilación de la UE, Marruecos podría acercarse aún más a Pekín, atrayendo inversiones en infraestructuras y energía.

Rusia también podría aprovechar la fractura en las relaciones Marruecos-UE para afianzar su presencia en el Mediterráneo y el Magreb, ofreciendo alternativas en sectores como la energía y la defensa.

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Un eje Marruecos-Sahel-América Latina: una alternativa viable

La creación de un eje de cooperación entre Marruecos, los países del Sahel y América Latina es una estrategia viable que podría reducir la dependencia de Rabat respecto a la UE. Marruecos ha demostrado una notable capacidad para forjar alianzas en el Sahel en áreas como la seguridad y el desarrollo, además de su iniciativa de facilitar el acceso de esos países al Atlántico.

Simultáneamente, Marruecos ha buscado consolidar sus relaciones con América Latina, donde cuenta con una red de siete embajadas, en una región con la que comparte intereses en sectores como la agricultura, el comercio y la cultura.

Siendo Marruecos el país más hispanista de África y el mundo árabe

Este eje Marruecos-Sahel-América Latina abriría nuevas oportunidades para una cooperación sur-sur más robusta y diversificada. América Latina, especialmente países como Brasil, Argentina y México, podría beneficiarse de una relación más estrecha con Marruecos, mientras que Rabat reduciría su vulnerabilidad ante decisiones judiciales europeas que intentan frenar su progreso.

La sentencia del TJUE no solo refleja un conflicto jurídico, sino también una lucha de poder que involucra intereses estratégicos dentro y fuera de Europa. En un contexto donde la justicia se utiliza como arma política, Marruecos debe buscar nuevas alianzas estratégicas con actores globales como Reino Unido, China y Rusia, además de consolidar un eje de cooperación con el Sahel y América Latina para fortalecer su posición en el escenario internacional.

 

*Miembro del Buró político de la Unión Socialista y Fuerzas Populares

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