Rue20 Español/ Rabat
El reciente titular del diario argelino El Khabar ha generado controversia al intensificar las tensiones entre Argelia y Mali. La portada del 29 de septiembre de 2024 contiene un ataque verbal dirigido al ministro de Estado maliense, Abdullah Maïga, con la frase: «Un funcionario vil ataca a sus señores en Argelia. Cuando un discurso golpista ensucia el salón de la ONU». Este lenguaje despectivo refleja la postura del régimen argelino hacia el gobierno transitorio de Mali y su líder, enfatizando una relación de superioridad por parte de Argelia y, a la vez, deslegitimando cualquier crítica proveniente de Mali.
El conflicto tiene sus raíces en las acusaciones que Maïga hizo durante su discurso en la Asamblea General de la ONU, en las que culpó a Argelia de albergar a grupos terroristas que amenazan la estabilidad de Mali. En lugar de responder a estas acusaciones en el plano diplomático, los medios argelinos, alineados con el régimen militar, optaron por una estrategia agresiva y despectiva, utilizando términos como «vil» y «golpista» para desacreditar tanto a Maïga como al gobierno maliense.
El término «señores» en este contexto es particularmente significativo, ya que sugiere una relación de poder asimétrica, donde Argelia se posiciona como superior a Mali. El uso de este término refuerza la narrativa de sumisión y superioridad, proyectando la idea de que Mali no tiene la autoridad para desafiar a Argelia. Esta retórica no es nueva en la estrategia comunicativa del régimen argelino, que históricamente ha recurrido al uso de insultos y descalificaciones personales para minimizar el impacto de las críticas y desviar la atención de los problemas de fondo.
La escalada de este lenguaje despectivo no solo refleja las profundas tensiones diplomáticas entre ambos países, sino que también pone en evidencia el uso de los medios de comunicación como una herramienta para moldear la opinión pública y desacreditar a los adversarios. En este caso, Argelia utiliza su poder mediático para fortalecer su posición en el conflicto, mientras refuerza la percepción de Mali como un país subordinado e ilegítimo.