Rue20 Español/ Fez
Meryem Ghoua
Marruecos tiene el capital humano y la voluntad política para convertirse en una potencia deportiva mundial. Es el anfitrión de la Copa Africana de Naciones de 2025 y coorganizador de la Copa Mundial de la FIFA 2030. Ha elegido el fútbol como motor del desarrollo deportivo, invirtiendo en su ecosistema. Dos proyectos a gran escala han materializado esta ambición, fruto de una visión real: la Academia de Fútbol Mohammed VI y el Complejo de Fútbol Mohammed VI de Maâmora.
La academia tiene como objetivo formar a las futuras élites del deporte rey, mientras que la FRMF aspira a dotar al fútbol marroquí de instalaciones de última generación.
Estos dos proyectos, lanzados en 2008 e inaugurados en 2012, han permitido a Marruecos subir un peldaño y brillar posteriormente a nivel continental y mundial. No hace falta recordar las trayectorias de las diferentes selecciones nacionales en las competiciones internacionales. Todas han brillado, sea cual sea la categoría.
Alentados por esta brillante evolución, la OCP y la FRMF han firmado un acuerdo para la creación de un «Fondo Nacional de Formación de Fútbol» dedicado a la profesionalización de los centros de formación y a la promoción de los jóvenes talentos.
Este fondo se gestionará con criterios que garanticen su rentabilidad y, por tanto, su sostenibilidad. Los jugadores de alto nivel recibirán formación física, táctica y técnica. Se beneficiarán de una preparación mental con vistas a una rápida integración en los mejores clubes profesionales. En el marco de la «Botola», contribuirán al desarrollo del fútbol de los clubes marroquíes en África y en el mundo.
También participarán en el mantenimiento de la excelente imagen y notoriedad de la selección nacional, junto a los que se vean tentados por una carrera en el extranjero y los marroquíes nacidos fuera del país.
Para aplaudir se necesitan las dos manos: la mano institucional y la mano de las buenas voluntades. Esta última se encuentra en los clubes marroquíes tradicionales: Wydad, Raja, TAS, FUS, MAS, KAC, y a partir de los años 80, el AS FAR, etc. Todos ellos han invertido mucho en la formación, con una producción nada desdeñable a lo largo de varias generaciones. Han nutrido el fútbol marroquí durante años. No fue hasta la década de 2000 cuando la Federación se fijó en los jóvenes inmigrantes. Una solución fácil que debe enriquecerse desarrollando y profesionalizando la formación local.
También existen iniciativas privadas, como la escuela de fútbol Rahal. Acoge a 800 niños, supervisados y divididos en cuatro categorías: Prebenjamines, Benjamines, Alevines e Infantiles. Otras iniciativas se han puesto al servicio de la educación de los jóvenes a través del deporte. Es difícil enumerarlas todas.
Pero una locomotora no es suficiente. Se necesitan vagones para que el tren del desarrollo deportivo llegue a buen puerto. Los hay, pero muchos adolecen de falta de comunicación en torno a sus acciones. En el fútbol, pero también en otros deportes de equipo.
En rugby, por ejemplo, el COC Rugby forma cada año a 300 jóvenes, a los que enmarca y desafía a través de la participación en torneos nacionales e internacionales.
En baloncesto, balonmano y otros deportes de equipo, particulares se comprometen con clubes para formar a jóvenes y participar en competiciones. Consiguen convencer a los patrocinadores, todo ello al servicio del país.
Así, la selección marroquí juvenil de balonmano ha terminado cuarta en el campeonato de la categoría. Tuvo el mérito de plantar cara a los egipcios, auténticos líderes del continente, a los que derrotó por un ajustado 29-27.
La selección Sub-18 de baloncesto terminó cuarta, tras perder por un ajustado 72-71 ante Senegal. Se clasificaron para semifinales tras un partido que dominaron ampliamente, 61-45, frente a un grande del baloncesto africano, Angola. Las féminas cerraron su participación en el mismo campeonato en la 9.ª posición de la clasificación.
Este regreso de las selecciones marroquíes a la vanguardia trae a la memoria una época muy lejana, la del equipo de baloncesto presente en los Juegos Olímpicos de México en 1968, o la de Marruecos en rugby frente al gran equipo de Francia en los Juegos Mediterráneos de 1983.
Este mismo equipo formó parte en dos ocasiones de la segunda división de la FIRA, junto a España, Portugal, Rumanía o Italia, antes de hundirse por una cuestión de mala gestión. La selección marroquí de balonmano tuvo el privilegio de participar en la Copa Latina con Francia, España y Portugal.
Esto da una idea del nivel y la seriedad de los deportes de equipo en Marruecos en aquella época. El retraso acumulado puede recuperarse; es cuestión de medios, siempre los hay para apoyar a las buenas voluntades, siempre que haya competencia y sentido del sacrificio.
El ejemplo de los clubes pequeños, cuyos dirigentes luchan por construir equipos competitivos, es aleccionador. El potencial humano está disponible, los jóvenes marroquíes están dotados para todos los deportes, es una realidad histórica. ¿No fue Abderrazak Allam profesional del voleibol en la década de 1970, Benazzi capitán de la selección francesa y Larbi Ben Barek mejor jugador del mundo, mucho antes que nadie?
Hacer de Marruecos una potencia deportiva es posible. Sólo hay que creer en ello y dotarse de los medios necesarios. La selección nacional de fútbol sala está considerada una de las aspirantes al título de la Copa Mundial, que se celebra en Uzbekistán. Un estatus impensable hace tan sólo unos meses.