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El Abbas Tahri Joutey Hassani
Argelia envió a su nuevo embajador designado en Bamako, Kamel Retieb, para comenzar su trabajo diplomático en medio de la escalada de la crisis entre los dos países vecinos, en el contexto de la guerra en el norte de Malí entre las fuerzas armadas lideradas por el líder del golpe militar y presidente de facto del país, Assimi Goïta, y los movimientos separatistas apoyados por el Palacio de Muradia.
La agencia de noticias africana APA citó al gobierno de Malí diciendo que el ministro de Asuntos Exteriores y Cooperación Internacional, Abdoulaye Diop, recibió al nuevo embajador argelino designado en Malí, Kamel Retieb, el jueves pasado, para presentar formalmente sus credenciales.
Argelia había nombrado a Reteb como nuevo embajador extraordinario y plenipotenciario a principios de julio pasado, según informó la agencia de noticias oficial, citando al Ministerio de Asuntos Exteriores y la Comunidad Argelina en el Extranjero; pero tuvo que esperar más de dos meses para comenzar oficialmente su trabajo.
Esta medida se produce días después de que Argelia, a través de su embajador y representante permanente ante las Naciones Unidas, Amar Belani, acusara ante el Consejo de Seguridad a las autoridades de Bamako de matar a 21 civiles en ataques con drones en el norte de Malí, cerca de la frontera argelina.
Estas declaraciones provocaron una escalada de la crisis entre los dos países después de que el diplomático argelino; cuyo país ocupa un puesto no permanente en el Consejo de Seguridad, acusara al ejército maliense de «violaciones de los derechos humanos» y pidiera la imposición de sanciones a los funcionarios malienses.
Argelia, acusada por las «autoridades de transición» de Malí de apoyar a las milicias separatistas, dijo a través de su representante ante las Naciones Unidas que «se debe trabajar para detener las violaciones de los ejércitos privados utilizados por algunos países», en referencia a las fuerzas Wagner rusas.
Las relaciones entre Malí y Argelia están experimentando una tensión sin precedentes, que se agravó después de que el consejo militar de transición de Malí anunciara a finales del año pasado su retirada del «Acuerdo de Argel» firmado en 2015, debido al apoyo argelino a los movimientos separatistas armados en la región de Azawad.
El ministro de Asuntos Exteriores de Malí había convocado al embajador argelino saliente para protestar por «los recientes actos inamistosos cometidos por las autoridades argelinas bajo el pretexto del proceso de paz en Malí»; y para condenar la acogida por parte del presidente argelino Abdelmadjid Tebboune de personas hostiles al gobierno maliense y a los movimientos que Bamako califica de «separatistas» y «terroristas».
Esta medida llevó a Argelia y Malí a retirar mutuamente a sus embajadores, antes de que ambos regresaran a sus puestos a principios de 2024.
Sin embargo, esto no puso fin a la crisis entre los dos países, por lo que el Palacio de Muradia decidió realizar un cambio diplomático en este puesto con la esperanza de aliviar las tensiones.
