Rue20 Español/Rabat
El presidente francés, Emmanuel Macron, nombró a Michel Barnier como nuevo primer ministro después de dos meses de espera tras las elecciones legislativas anticipadas.
Poco conocido por el público en general, este veterano en política ha pasado casi 50 años en la vida pública, ocupando puestos importantes y delicados. Hombre de derecha, Barnier tiene una relación cercana con Marruecos.
A sus 73 años, Michel Barnier ha recorrido toda la política francesa y europea. Hombre de carácter, respetado y hábil diplomático, el nuevo primer ministro elegido por Emmanuel Macron es uno de los pesos pesados de la política francesa.
Conocido en los círculos políticos, pero menos reconocido por el gran público, Barnier es apreciado por su firmeza, seriedad y su capacidad de trabajo. No en vano fue elegido por los europeos para liderar las negociaciones del Brexit, organizando la salida del Reino Unido de la Unión Europea.
Su método y pragmatismo político le permitieron llevar a cabo con éxito estas complejas negociaciones. Hoy, ha sido elegido como figura de consenso para calmar la crisis de confianza entre la izquierda y el entorno presidencial.
Su reputación, perspicacia y talento diplomático serán fundamentales para gestionar la crisis actual. Además, su perfil de tecnócrata, pese a sus inclinaciones derechistas, le permitirá moverse en las turbulentas aguas del parlamento.
Si algo distingue a Michel Barnier es su realismo en varios temas, entre ellos el del Sáhara marroquí. El nuevo primer ministro francés ya se había posicionado a favor de una solución política para resolver este conflicto regional.
Consciente de que Argelia es una de las principales partes involucradas, Barnier reconoció hace 10 años que el conflicto del Sáhara obstaculizaba la integración del Magreb. En ese momento ya hablaba de «todas las partes», mencionando específicamente a Marruecos y Argelia.
En una entrevista de 2004, declaró: «La cuestión del Sáhara Occidental es una cuestión difícil y antigua. Naturalmente, es necesario llegar a una solución política para permitir la integración del Magreb».
«Lo que puedo decir es que, tanto españoles como franceses, estamos de acuerdo en promover el diálogo político, en el marco de las Naciones Unidas, entre todas las partes implicadas», añadió en esa entrevista.
Durante su mandato como ministro de Asuntos Exteriores de Francia (2004-2005) bajo la presidencia de Nicolas Sarkozy, Barnier fue un precursor al defender una solución «política» para el conflicto del Sáhara, mucho antes de la propuesta de autonomía presentada por Marruecos en 2007.
En 2004, durante un viaje a Argel, adoptó un tono conciliador y respetuoso hacia todas las partes involucradas, dejando claro que Argelia desempeña un papel activo en la perpetuación del conflicto. Junto al entonces ministro argelino de Asuntos Exteriores, Abdelaziz Belkhadem, afirmó: «Marruecos y Argelia no necesitan tutor ni tutela para dialogar entre sí ni con los demás países del Magreb», añadiendo que «el diálogo será muy útil e incluso fundamental, y lo alentamos».
