Rue20 Español/ Kenitra
La influencia económica de China en Marruecos ha aumentado significativamente, posicionándose como el tercer mayor proveedor del país, superando a Francia en 2020 y 2021. Según un informe de Le Monde, esta transformación refleja el creciente impacto de las inversiones chinas en la industria de vehículos eléctricos en Marruecos durante el último año.
Corroborando que China busca superar las restricciones económicas que intentan frenarla, Le Monde destacó que los intercambios comerciales entre Rabat y Pekín alcanzaron casi 8 mil millones de dólares en 2023. Este notable aumento se debe a un acuerdo de asociación estratégica firmado en 2016, mediante el cual Marruecos se unió a la iniciativa de ‘las nuevas rutas de la seda’ en 2017.
«Aunque los niveles de inversión directa son relativamente bajos en comparación con Argelia, recientemente se han anunciado proyectos importantes, como la inversión de 10 mil millones de euros en la fabricación de baterías eléctricas», comparó el periódico francés, resaltando los indicios de una apertura económica de Marruecos hacia el bloque oriental, liderado por China bajo el liderazgo de Xi Jinping.
Según la misma fuente, las empresas chinas se interesan en Marruecos debido a sus acuerdos de libre comercio con Estados Unidos y la Unión Europea, lo que facilita el acceso a esos mercados, especialmente en un contexto de crecientes barreras arancelarias para los productos chinos.
Le Monde, en su informe, destacó que Marruecos cuenta con reservas de minerales esenciales, como el cobalto y el cobre, que son fundamentales para la fabricación de baterías y componentes eléctricos.
En cuanto a la industria automotriz, Le Monde mencionó que Marruecos es el mayor productor de automóviles en África. «Su proximidad a Europa y EE. UU., junto con su infraestructura, como el puerto de Tánger Med, facilita la exportación de vehículos eléctricos», señaló el informe.
Para el diario francés, a pesar de las sólidas relaciones que Marruecos mantiene con el bloque occidental, compuesto principalmente por Francia, EE. UU. y España, su cooperación con China es vista como «pragmática y orientada a diversificar alianzas».
Lejos del ámbito económico, Le Monde también destacó la posición política de Marruecos respecto a China. Señaló que el Reino apoya la política de «una sola China», lo que implica el reconocimiento de Taiwán como parte de China, y mantiene una postura prudente al evitar pronunciamientos o críticas sobre cuestiones internas sensibles para Pekín, como el trato hacia los uigures, una minoría musulmana en la región autónoma de Xinjiang.
«A pesar de las condenas y presiones de numerosos países occidentales y organizaciones de derechos humanos, Marruecos ha preferido mantener una postura discreta, evitando criticar públicamente las acciones de China en Xinjiang. Este silencio estratégico le permite reforzar sus lazos económicos con China sin poner en riesgo sus intereses bilaterales», analizó Le Monde.
Esta neutralidad, según Le Monde, tiene un valor estratégico considerable para Marruecos, ya que le permite colaborar con un miembro permanente del Consejo de Seguridad de la ONU sin el riesgo de una confrontación sobre esta cuestión.