Rue20 Español/Salé
A veces la realidad supera la ficción, es el caso de esta historia que conmocionó a la sociedad francesa y a todo el mundo.
Dominique Pelicot de 71 años fue acusado de drogar y violar a su esposa, Gisèle Pélicot, de 71 años, durante diez años; además de permitir que más de 51 personas abusaran sexualmente de ella mientras que él la grababa y en ello participaba.
El acusado fue detenido tras ser investigado por grabar partes íntimas de mujeres en lugares públicos, lo que llevó a la policía a buscar en su ordenador y encontrar una carpeta donde se encontraron más de 20.000 vídeos y fotografías que documentaba las agresiones que su mujer sufría bajo el nombre “Abusos”.
La víctima, Gisèle Pélicot, pidió un juicio público en vez de uno cerrado al que tenía derecho según la estricta ley francesa en casos similares.
“La vergüenza debe cambiar de bando”, declaró su abogado, Stéphane Babonneau, después de hacerse pública esta noticia.
El día de la auditoria Gisèle apareció con la cabeza en alto y la mirada fija en su verdugo, Dominique Pelicot, y sus agresores, los cuales no subían la cabeza en ningún momento intentando ocultar rostro.
Grisel subió al estrado para narrar la desgarradora historia que vivió desde 2011 hasta octubre del 2020. En medio de llantos declaró que fue “drogada y abusada”, que era “como si estuviera muerta”. “Me trataron como un trozo de carne”.
La víctima relató que había empezado a sospechar cuando perdía mucho cabello y peso y sufría lagunas de memoria lo que le llevo a consultar varios médicos, temiendo lo peor.
Grisel llegó incluso a preguntarle a su marido si la estaba drogando a lo que Pelicot respondió “¿de verdad crees que podría hacerte eso?”.
La mujer concluyó su relato declarando “estar completamente destruida” por la traición de su marido después de 51 años de matrimonio y tres hijos.
Los acusados declararon que creían que era una práctica consentida y hasta algunos de ellos se atrevieron a decir que no era una violación ya que su marido está delante y lo veía todo.
Los perfiles de los acusados es variado, sus edades son de entre 27 a 74 años, eran bomberos, jubilados y hasta funcionarios de prisión. Los acusados se enfrentan a 20 años de prisión por violaciones agravadas.
Gisèle Pélicot plantó cara a sus agresores y fue el claro ejemplo de que “la vergüenza debe cambiar de bando”.
