Rue20 Español/Buenos Aires
Martín Caparrós
Che, qué cosa curiosa es el deporte, ¿no? Uno podría pensar que Marruecos, con toda su historia y su lugar allá en el norte de África, está a un mundo de distancia de América Latina. Y en kilómetros, puede que sí, pero cuando hablamos de fútbol, de surf, y de esas pasiones que nos hacen latir fuerte el corazón, las distancias se achican al toque. Marruecos y América Latina están armando una sociedad deportiva que, te lo aseguro, va a dar mucho que hablar.
El fútbol, claro, es el rey de reyes. Acá en América Latina, lo vivimos con una intensidad que ni te cuento. Y lo mismo pasa en Marruecos, donde el fútbol es casi una religión. Ahora que se preparan para co-organizar el Mundial de 2030, está clarísimo que los marroquíes no solo están listos para demostrar su talento en la cancha, sino también para hacer buenos amigos del otro lado del Atlántico.
En cuanto a los intercambios de jugadores entre Marruecos y América Latina, son un golazo. Jugadores marroquíes que la reman en las ligas latinas, y entrenadores brasileños que cruzan el charco para llevar un poco de samba a las canchas magrebíes. Esta mezcla de estilos y culturas no solo enriquece el juego, sino que también crea un vínculo especial entre dos regiones que comparten una pasión que no entiende de fronteras.
Pero ojo, que no todo es fútbol. El surf también está haciendo ruido en esta conexión atlántica. Desde las playas marroquíes hasta las costas latinas, los surfistas de ambos lados están descubriendo que, en el mar, somos todos iguales. Con cada ola que conquistan, estos pibes están construyendo puentes sobre el agua, demostrando que el deporte es una herramienta poderosa para unir culturas.
Y ahora, imagínate esto: la infraestructura que Marruecos está armando para el Mundial no va a quedar solo para un mes de partidos y emociones. No, papá. Esos estadios y canchas van a ser testigos de futuros encuentros, no solo deportivos, sino también culturales y económicos, con América Latina. Es un legado que va mucho más allá de la pelota, una inversión en una relación que promete dar sus frutos por mucho tiempo.
Claro, no todo es un lecho de rosas. Existen diferencias culturales, desafíos económicos, y la distancia entre ambas regiones no es pavada. Pero ¿cuándo ha sido eso un freno para los latinos o los marroquíes? Si algo nos define es nuestra capacidad para sortear obstáculos. Y el deporte, queridos amigos, es la herramienta perfecta para derribar muros y acercar corazones.
Marruecos tiene una oportunidad de oro para consolidarse como un puente entre África y América Latina. Y no se trata solo de organizar un Mundial de fútbol. Se trata de fortalecer una relación que puede ser duradera y muy beneficiosa para ambos lados. En un mundo que a menudo parece más dividido que nunca, el deporte nos recuerda que, al final del día, todos jugamos en el mismo equipo.
Así que, con Marruecos metido de lleno en la preparación para el gran evento de 2030, no perdamos de vista lo que está en juego. No es solo un torneo, es una oportunidad para construir algo mucho más grande. Porque, en definitiva, el deporte es eso: una forma de conectar, de entendernos mejor y de construir un futuro juntos. Y eso, muchachos, es algo que merece un buen brindis… con té marroquí, por supuesto. ¡Bisaha!
