Rue20 Español/ Rabat
El reciente acto de la ministra española de Juventud y Niñez, Sira Abed Rego, al recibir a la Coordinadora Estatal de Asociaciones Solidarias con el Sahara (CEAS) ha generado una considerable controversia tanto en Marruecos como en España. Este encuentro, el primero de su tipo en cincuenta años de conflicto, ha suscitado críticas y preocupaciones sobre la dirección de la política exterior española respecto al Sahara marroquí.
El CEAS, conocido por su apoyo a la “autodeterminación y la independencia del pueblo saharaui”, estuvo acompañado en esta reunión por representantes del Frente Polisario en España y niños del programa «Vacaciones en paz», un programa que ha sido criticado por su uso político de menores. Este acto no solo contradice la posición oficial del gobierno español, que apoya la propuesta de autonomía marroquí como la solución más seria y realista para la cuestión, sino que también crea una disonancia dentro del propio ejecutivo español.
La acción de Sira Abed Rego es un claro ejemplo de la incoherencia que puede surgir cuando se permiten agendas individuales que contradicen las políticas oficiales. En un momento en que el gobierno de Pedro Sánchez ha mostrado un firme apoyo a la propuesta marroquí de autonomía, la recepción de entidades pro-separatistas por parte de una ministra de su gabinete envía un mensaje ambiguo y potencialmente dañino. Esta dualidad no solo complica los esfuerzos de paz, sino que también podría exacerbar las tensiones y desestabilizar los avances logrados hasta ahora.
El programa «Vacaciones en paz» ha estado en el centro de las críticas por politizar a los niños saharauis, exponiéndolos a ideologías separatistas. La presencia de estos menores en la reunión con la ministra plantea serias cuestiones éticas sobre el uso de niños con fines políticos. Instrumentalizar a los menores de esta forma, además de ser éticamente condenable, constituye una manipulación inadmisible en cualquier Estado de derecho.
El gesto de la ministra, aunque controvertido, no tendrá repercusiones significativas en la percepción internacional del tema del Sahara marroquí. Sin embargo, al apoyar abiertamente al Frente Polisario, genera confusión y contradicciones dentro del gobierno español. Este tipo de acciones pueden afectar negativamente las relaciones diplomáticas entre España y Marruecos, dos naciones con profundos vínculos históricos y económicos, y complicar los esfuerzos para mantener una política coherente y unificada respecto a la cuestión.
La situación revela una fractura en el gobierno español entre una visión pragmática y diplomática, representada por Pedro Sánchez, y una visión ideológica obsoleta y anacrónica, personificada por Sira Abed Rego, militante del Partido Comunista de España y parte de la dirección federal de Izquierda Unida. Esta dualidad puede debilitar la posición de España en el escenario internacional y afectar su credibilidad en las negociaciones de paz. La integridad territorial de Marruecos es una cuestión crucial y las acciones que socavan esta integridad deben ser firmemente rechazadas.
La soberanía de Marruecos sobre el Sahara no es negociable. Cualquier intento de socavar esta integridad debe ser enfrentado con determinación. la diplomacia marroquí debe mantenerse firme y vigilante frente a estos desafíos, defendiendo siempre la integridad territorial del Reino y trabajando con sus aliados internacionales para asegurar que las soluciones propuestas sean serias, realistas y beneficiosas para todas las partes involucradas.
Las acciones de Sira Abed Rego al recibir a la CEAS y al Frente Polisario son inaceptables. El gobierno español, encabezado por Pedro Sánchez, debe llamarla al orden y recordarle la necesidad de respetar la política exterior del Estado español. Este error garrafal no solo socava la posición oficial de España respecto al Sahara marroquí, sino que también pone en riesgo las relaciones diplomáticas con Marruecos. Es imperativo que se mantenga una postura coherente y alineada con los compromisos internacionales para evitar confusiones y fortalecer la credibilidad de España en la escena internacional.