Rue20 Español/ Rabat
Las tensiones en los campamentos de Tinduf, en territorio argelino, han alcanzado un punto crítico que podría significar el colapso inminente del Frente Polisario. La corrupción y el descontento han desatado una tormenta interna que amenaza con desmantelar la organización separatista desde sus cimientos.
El Foro de Apoyo a los Autonomistas en los Campamentos de Tinduf, conocido como «Forsatin«, ha revelado que desde abril pasado, la primera región militar del Polisario ha sido el epicentro de una rebelión sin precedentes. La detención de su comandante junto a un oficial de suministros, ambos implicados en un escándalo de malversación, destapó una trama de corrupción que involucraba fondos y una carga de combustible de más de 25 toneladas. Este incidente desencadenó una ola de protestas y bloqueos dentro de la base militar, con los oficiales insurgentes confiscando vehículos y exigiendo justicia.
La respuesta del líder del Polisario, Brahim Ghali, no hizo más que echar leña al fuego. En lugar de actuar contra la corrupción, Ghali realizó una serie de nombramientos que mantuvieron en su puesto al comandante corrupto, una decisión que fue vista por los rebeldes como una burla a sus demandas de transparencia y justicia. Esto intensificó la protesta, transformándose en un movimiento abierto para derrocar a Ghali.
El intento de golpe fue rápidamente sofocado por la intervención del gobierno argelino, que, al detectar las conspiraciones, alertó a Ghali y ofreció a los insurrectos la opción de dimitir o enfrentarse a la cárcel. A pesar de que el golpe fue frustrado, las secuelas fueron devastadoras para la moral del Polisario. Más de 125 combatientes abandonaron las filas en un acto de protesta, exponiendo la fragilidad y la falta de cohesión dentro de la organización.
Esta crisis interna no solo revela las profundas divisiones dentro del Frente Polisario, sino que también pone de manifiesto la dependencia del grupo de la tutela argelina. La incapacidad de Ghali para abordar la corrupción y mantener la lealtad de sus combatientes subraya la inminente desintegración del movimiento.
El Polisario se encuentra ahora en una encrucijada, con su futuro más incierto que nunca. Las próximas semanas serán cruciales para determinar si el movimiento puede sobrevivir a esta tormenta interna o si estamos presenciando los últimos días de una organización que, durante décadas, ha sido un peón en el tablero geopolítico del Magreb. El colapso del Polisario no solo reconfigurará el panorama político de la región, sino que también abrirá una nueva era de posibilidades para la paz y la estabilidad en la región.