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Soukaina Aboudrar
Como cada décimo día del mes Muharram de la Hégira, los marroquíes celebran el día de Ashura.
Los orígenes de esta festividad se pueden hallar en el judaísmo, cuyos practicantes conmemoran el día en que Dios salvó a Moisés y al pueblo de Israel de la opresión egipcio-faraónica. Como muestra de gratitud y devoción por su liberación, los judíos ayunan durante todo el día.
A partir de ello, los musulmanes suníes también comenzaron a ayunar la Ashura. Sin embargo, la festividad cobra otro sentido para los musulmanes chiitas.
Éstos rememoran el día del asesinato del nieto del profeta Mohamed, el Imam Husayn Ibn Ali, a quien los primeros consideraban sucesor legítimo en el poder.
Cada año, los fieles chiitas desfilan por la ciudad hasta el mausoleo de Husayn blandiendo en sus manos instrumentos punzantes con que se azotan la espalda, haciéndose profundos cortes y causándose graves heridas.
Para estos, Ashura es un día de luto y tristeza por los infortunios y castigos a los que fue sometido el Imam Husayn.
En el caso de Marruecos, Ashura se vive de otra forma.
Desde las hogueras de fuego, la adquisición de juguetes para los más pequeños e instrumentos musicales, los cantes y bailes entre el colectivo femenino, pasando por el “zamzam” —acción de rociar al otro con agua— hasta los disfraces o las comidas organizadas en cada barrio, la festividad cobra un sentido singular en Marruecos.
Según Karim Al Hani, colaborador de Marayana, la Ashura marroquí está muy entrelazada con las costumbres judías.
En la tradición judía marroquí, continúa, el agua es representando como un talismán de la vida, la bondad y el crecimiento.
De esta forma, los judíos rociaban agua sobre su dinero y pertenencias para que sean bendecidos por Dios.
Desde entonces, hasta nuestros días, la costumbre sigue consolidada entre los marroquíes y es reproducida cada año en el seno de las celebraciones de Ashura en cada barrio de Marruecos.
Como se puede percibir, las nuevas creencias que los marroquíes fueron abrazando no impidieron que estos siguieran aferrados a sus ancestrales muestras de celebraciones y festejos.
Al igual que Bilmawn, tradición pagana de los primeros habitantes del Norte de África, en relación al Eid Al Adha, las festividades paganas y preislámicas en Marruecos han entrado en simbiosis con las celebraciones musulmanas, acoplando cualquier acto o festividad religiosa a la realidad cultural y social marroquí.
De esta forma, la diversidad cultural, social y religiosa que caracteriza a la sociedad marroquí es palpable en todos los aspectos de nuestra realidad.
La festividad de Ashura supone en este contexto un cuadro donde se desdibujan muchas de las representaciones identitarias que componen la idiosincrasia marroquí.