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En un giro irónico del destino, la selección francesa de fútbol, compuesta en gran parte por hijos de migrantes, ha logrado una victoria importante sobre Portugal en la Eurocopa 2024; clasificándose para las semifinales.
Este triunfo llega en un momento de creciente tensión política y social en Francia, donde el auge del partido de extrema derecha Agrupación Nacional —Rassemblement National [RN]— amenaza con exacerbar las divisiones en torno a la migración y la identidad nacional.
La victoria de Les Bleus, celebrada por millones de franceses, contrasta fuertemente con el discurso antimigrante que ha ganado terreno en la política francesa.
Jugadores como Kylian Mbappé, Ousmane Dembélé y Theo Hernández, todos de origen migrante, son fundamentales en la clasificación del equipo.
Sin embargo, paradójicamente, son precisamente estos orígenes los que el RN y sus seguidores ven como una amenaza para la «identidad francesa».
El ascenso del RN en las recientes elecciones legislativas ha generado preocupación entre las comunidades de migrantes en Francia.
En este sentido, existe un temor creciente entre los extranjeros residentes en Francia sobre cómo el éxito electoral de la extrema derecha podría afectar sus vidas y derechos.
Este contraste entre el éxito deportivo y la tensión política subraya una profunda contradicción en la sociedad francesa contemporánea.
Por un lado, la selección nacional, símbolo de unidad y orgullo nacional, debe gran parte de su éxito a la diversidad étnica y cultural de sus jugadores.
Por otro, una parte significativa del electorado francés parece respaldar políticas que podrían limitar esa misma diversidad.
La situación plantea preguntas incómodas sobre la identidad nacional francesa y el papel de la migración en la sociedad.
Mientras los hijos de migrantes traen gloria deportiva a Francia, sus familias y comunidades enfrentan un clima político cada vez más hostil.
Este escenario pone de manifiesto la necesidad de un debate nacional serio sobre integración, identidad y los valores fundamentales de la República Francesa.
El desafío para Francia será reconciliar su éxito en los campos de fútbol, logrado gracias a su diversidad, con las crecientes tensiones sociales y políticas en torno a la migración.
En última instancia, el triunfo de la selección francesa en la Eurocopa 2024 no sólo es una victoria deportiva, sino también un poderoso recordatorio de las contribuciones positivas de los migrantes y sus descendientes a la sociedad francesa.
Queda por ver si este éxito en el terreno de juego podrá influir en el discurso político y social más amplio sobre la migración en Francia.
Es de señalar que Kylian Mbappé, estrella de la selección francesa y del Real Madrid, ha sido duramente criticado por el partido de extrema derecha Agrupación Nacional por sus declaraciones sobre las elecciones parlamentarias francesas.
Durante una conferencia de prensa previa al partido de Francia contra Portugal en los cuartos de final de la Eurocopa 2024, Mbappé instó a los ciudadanos franceses a salir a votar ahora más que nunca; ya que la situación es grave tras los resultados de la primera vuelta de las elecciones anticipadas, que vieron al partido de extrema derecha obtener un 33% de los votos.
Marine Le Pen, líder del partido, respondió a las declaraciones de Mbappé; diciendo que «los franceses están hartos de recibir lecciones de moral e instrucciones de voto».
También se refirió a Mbappé de forma indirecta; al afirmar que «los millonarios e incluso los multimillonarios que han tenido la suerte de vivir de forma muy cómoda, y que están protegidos de la inseguridad, la pobreza y el desempleo, y de todo lo demás».
