Rue20 Español/El Aaiún
En un giro lógico y razonable, las grandes potencias del grupo BRICS rechazaron las maniobras de Sudáfrica para involucrar al bloque económico y político en el conflicto artificial del Sáhara marroquí.
La iniciativa sudafricana, propuesta por el viceministro de Relaciones Exteriores de Sudáfrica, que buscaba involucrar al bloque en el conflicto entre Marruecos y Argelia, fue rápidamente rechazada por la mayoría de los miembros, quienes consideraron que el tema carecía de fundamento y relevancia en la agenda del encuentro, según recoge el medio egipcio Veto.
Según fuentes presentes en la reunión, Rusia y los países recién incorporados, Arabia Saudita, Emiratos Árabes Unidos y Egipto, se mostraron sorprendidos por la propuesta del delegado sudafricano, quien buscaba un apoyo falso para una causa que el mundo entero sabe quién está detrás de ella y quién la apoya.
La reunión de los viceministros de Asuntos Exteriores del BRICS y los enviados especiales para Oriente Medio y el Norte de África se centró en temas cruciales como la seguridad, la estabilidad y la situación política en la convulsa región de Oriente Medio.
Se debatieron asuntos de especial interés para el mundo árabe, como la crisis en Siria, las tensiones en el Líbano y la creciente amenaza de un nuevo conflicto que podría desestabilizar aún más la región.
Fuentes cercanas a la reunión afirman que los miembros del BRICS reconocieron que el grupo no debe contribuir, ni de cerca ni de lejos, a crear un conflicto que carece de base histórica, especialmente cuando todos los presentes conocen los detalles del asunto del Sáhara marroquí.
La postura conjunta expresada en la reunión de Moscú dejó al delegado sudafricano acorralado, por lo que su propuesta fue archivada y marginada para evitar que el grupo se viera involucrado en alimentar conflictos en lugar de resolverlos.
Este revés diplomático para Sudáfrica pone de manifiesto la creciente influencia del BRICS en el escenario global y su determinación por mantener una postura realista en conflictos fantasmagóricos, centrándose en su agenda económica y política.
