Rue20 Español/El Aaiún
El Abbas Tahri Joutey Hassani
El Reino de Marruecos está avanzando en su plan de fortalecer sus capacidades defensivas y convertirse en una potencia militar en el norte de África.
El último paso que ha dado Rabat es la adquisición de 612 misiles antitanque y 200 lanzadores a Estados Unidos, uno de sus principales proveedores de armas junto a Israel.
Esta venta de armas, valorada en 240 millones de euros, es una muestra más de las estrechas relaciones que mantienen ambas naciones, consolidándose como aliados estratégicos en la región.
De hecho, el Pentágono justifica esta transacción afirmando que Marruecos es un «aliado estratégico en el norte de África», según se pudo constatar.
Los misiles Javelin FGM-148F que Marruecos ha adquirido son conocidos como «fire and forget» —«disparar y olvidar»—; pues una vez lanzados no necesitan ser guiados activamente hacia el objetivo.
Con un alcance de entre 75 y 4.750 metros, estos misiles son capaces de rastrear el blanco durante el vuelo y reajustar su trayectoria para garantizar un impacto preciso, según se ha informado.
«La ojiva antitanque altamente explosiva del Javelin está pensada para atacar objetivos desde arriba para, en concreto, apuntar a las partes más vulnerables y donde el blindaje es más débil, que suelen ser en la parte superior», explican los fabricantes Lockheed Martin y RTX Corporation.
Esta no es la primera colaboración militar entre Rabat y Washington; pues desde hace años comparten programas de formación y ejercicios militares conjuntos, como el African Lion, que se lleva a cabo anualmente en el Sáhara marroquí, frente a las costas de Canarias.
Además de su alianza con Estados Unidos, Marruecos también ha estrechado lazos con Israel en materia de defensa y seguridad desde que, en diciembre de 2020, Rabat firmó los acuerdos de Abraham y anunció una «nueva era» en las relaciones con Israel.
En 2022, Marruecos adquirió una amplia y moderna flota de drones de combate a la empresa de armamento Israel Aerospace Industries [IAI], incluyendo drones suicidas conocidos como «kamikaze» por valor de 20 millones de euros.
Detrás de este proceso de rearme se encuentra la cuestión del Sáhara marroquí y las tensiones con Argelia, que históricamente ha dado soporte al ficticio ‘Polisario’.
En este contexto geopolítico complejo, Marruecos busca fortalecer su posición defensiva y consolidarse como una potencia militar en el norte de África; contando con el respaldo de aliados estratégicos como Estados Unidos e Israel.