Rue20 Español/El Aaiún
El Abbas Tahri Joutey Hassani
El Reino de Marruecos ha sabido posicionarse hábilmente en el escenario geopolítico mundial como un actor dialogante y constructivo en el Sur global.
Su énfasis en el fortalecimiento de vínculos con América Latina, guiado por Su Majestad el rey Mohammed VI, a través de la cooperación Sur-Sur, es un ejemplo de su enfoque prospectivo.
África, Europa y por qué no el espacio atlántico; Marruecos, que dispone de una gigantesca fachada atlántica, ganaría en explotarlo aún más para establecer vínculos económicos más fuertes con los países latinoamericanos.
«El océano Atlántico, en su parte sur, que sigue siendo un espacio geopolítico sin explotar, puede servir de nueva plataforma de diálogo entre el Norte y el Sur. El Reino de Marruecos, situado estratégicamente en este espacio, puede explotar su fachada atlántica para insuflar una nueva dinámica a su relación con América Latina para el refuerzo de los intercambios políticos y económicos en el sur global»; tal es el alegato del Policy Center.
Si bien algunos países latinoamericanos mantienen posturas fluctuantes respecto al diferendo del Sáhara marroquí, Marruecos continúa afianzando sus lazos con socios estratégicos como Brasil y Argentina, que se abstienen de reconocer la organización separatista llamada ‘polisario’.
En los últimos días, el embajador del Reino de Marruecos en Argentina, Fares Yassir, invitó oficialmente al presidente argentino, Javier Milei, a visitar el Reino; siendo una muestra más de la madurez en las relaciones entre ambos países.
Más allá de los aspectos políticos, estos encuentros abren enormes oportunidades de colaboración.
Sectores como agricultura, energías renovables y turismo, donde ambas partes tienen experiencia para intercambiar, podrían dinamizarse.
Asimismo, como Argentina domina la producción de alimentos y Marruecos lidera esfuerzos de adaptación climática, hay espacio para una cooperación técnica fructífera.
En el contexto de la globalización, diálogos de esta naturaleza permiten explorar soluciones conjuntas a desafíos comunes como el cambio climático, la gestión del agua o la seguridad alimentaria.
Más allá de celebrar lazos existentes, sirven para imaginar nuevos caminos de colaboración.
Según un informe de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura [FAO], publicado en agosto de 2022, la mitad de la población de Perú se encuentra en situación de inseguridad alimentaria moderada; es decir, 16,6 millones de personas; y más de un habitante de cada cinco; o sea, 6,8 millones, se encuentra en situación de inseguridad alimentaria grave.
La lógica política querría, pues, que Perú, en plena crisis alimentaria, se dirigiese a socios fiables y capaces de ayudar a resolver esta cuestión.
Marruecos, que se sitúa en el estandarte de la seguridad alimentaria y dispone de fuertes capacidades de exportación de fertilizantes y de experiencia en materia de gestión de suelos, debería ser un socio crucial para este país.
«El ejemplo de las relaciones marroco-brasileñas merecería reproducirse con los demás países de América Latina como base de la construcción de una interdependencia virtuosa», explican los expertos del Policy Center en una nota sobre el tema.
Por lo que añaden, a texto completo: «La creación de un espacio geopolítico común entre Marruecos y América Latina es también una estrategia a contemplar para crear plataformas de diálogo y marcadores de identidad compartida. En este sentido, el carácter federador del Atlántico y su alcance político en la cuestión del cambio climático, de las energías renovables y de la seguridad internacional pueden resultar ser un vector potente de intensificación de las relaciones entre Marruecos y sus vecinos de la otra orilla del océano Atlántico».
Marruecos apuesta además por el entendimiento a nivel académico y científico; claves para esclarecer malentendidos y afianzar apoyos.
Expertos marroquíes piden intensificar el diálogo con pares latinoamericanos.
Recordemos que el fosfato es el núcleo que ha hecho de Brasil un cliente estratégico de Marruecos; que se convierte, a su vez, en el 5.º socio económico de Brasil en África y en el mundo árabe.
La ambición marroquí, en este contexto, tiene como objetivo crear una asociación comercial útil y estratégica que convierta al Reino en una plataforma para Brasil hacia los mercados europeos, árabes y africanos.
A cambio, el Reino intenta también hacer de Brasil su futura plataforma hacia los demás países de América Latina.
«Con más de un millón y medio de hablantes en 2018, Marruecos se clasifica como el segundo país no hispanohablante, después de Estados Unidos, en contar con el mayor número de personas con nociones de español sin que sea su lengua materna», explican los expertos del Policy Center.
«El Atlántico Sur, además de ser una ruta comercial y un espacio geoeconómico importante, es también un polo de desarrollo. En este contexto, conviene recordar que la proyección sudamericana, sobre todo brasileña, hacia África y Asia es seguida por la de China y de la India hacia África y América del Sur», precisan los mismos.
Rabat promueve asociaciones económicas mutuamente benéficas que, sumadas a su respeto por el derecho internacional, le han dado proyección como interlocutor geoestratégico en África y puente hacia Latinoamérica.
Su potencial logístico y orientación atlántica lo convierten en un socio preferente para los países americanos.
El país sigue consolidando la confianza de naciones pragmáticas latinoamericanas a través de un enfoque multidimensional e inclusivo que suma esfuerzos diplomáticos, económicos y de diversos actores hacia un diálogo constructivo con la región.
En definitiva, el acercamiento estratégico de Marruecos a América Latina mediante el diálogo político, la cooperación económica y científica, y el mutuo entendimiento promete dar frutos en pos de seguridad, desarrollo y bienestar compartidos.
A Brasil y Argentina se agregan otros países latinoamericanos importantes con los cuales Marruecos cultiva sólidos lazos tales como Guatemala, Panamá, Haití, República Dominicana, El Salvador, entre otros, cuyo apoyo de la integridad territorial marroquí cuenta.
Igualmente Chile, que mantiene con Marruecos estrechas relaciones comerciales gracias a acuerdos bilaterales, constituye una pieza clave para la presencia económica marroquí en el continente americano.
De la misma forma, otras naciones sudamericanas como Perú han ido afianzando paulatinamente su confianza en Marruecos como socio internacional a través de un diálogo constructivo y mutuamente respetuoso.
En conclusión, las sólidas relaciones que Marruecos ha sabido tejer con países de la talla de El Salvador, Panamá, México, Chile, Perú, Brasil y Argentina, entre otros en América Latina, demuestran el potencial de su estrategia de acercamiento a largo plazo mediante el diálogo político, la cooperación económica y científica, y el intercambio cultural.
Estos vínculos, cimentados en valores de respeto mutuo y beneficios compartidos, permitirán a Marruecos ampliar progresivamente su presencia en el continente como socio confiable; y, así, afianzar su postura respecto al Sáhara marroquí; reforzando al mismo tiempo su proyección en África y en el sistema internacional, en un momento en que la cooperación Sur-Sur cobra especial relevancia.