Rue20 Español/Tánger
El Abbas Tahri Joutey Hassani
Tánger ha sido durante mucho tiempo un imán para los escritores y artistas en busca de aventura, y nuevas fuentes de inspiración.
La ciudad marroquí, situada en el norte de África, frente a las costas de España y con un pie puesto en Europa, ha atrapado las miradas y las plumas de grandes figuras literarias; gracias a su carácter cosmopolita y su ambiente libertino, tal como ratifica el medio español Rojo y Negro.
Sin embargo, más allá de su legendaria imagen de ciudad del libertinaje, Tánger esconde también otra cara mucho más profunda, ligada a la literatura y la búsqueda de la verdad.
Un buen ejemplo es la perenne atracción que ha ejercido sobre dos gigantes de las letras del siglo XX enterrados a escasos kilómetros de allí: Jean Genet y Juan Goytisolo.
Fue precisamente en pos de rendir homenaje a estas dos figuras unidas por su amor a Marruecos por lo que un grupo de intelectuales y escritores españoles cruzó el Estrecho el pasado otoño de 2017.
Bajo la dirección de Javier Valenzuela, autor de la novela «Tangerina», la expedición literaria llegó a Tánger para profundizar en los pasos de Genet y Goytisolo por esta ciudad, antes de dirigirse a Larache; donde ambos descansan en el cementerio civil.
Lo que comenzó como una aventura humana y cultural acabó convirtiéndose, también, en un viaje al pasado para quien esto escribe.
Porque aquel Tánger que descubrió en su primera visita en los años 80, en busca de inspiración para su primera novela, sigue muy presente bajo la moderna piel de la ciudad actual.
Durante sus caminatas nocturnas junto al malogrado escritor Mohamed Chukri, éste le contaba anécdotas de Genet y de su estancia en Larache; lo que llevó al viajero de aquel entonces a descubrir también la tumba del célebre autor francés.
Por ello, regresar ahora a Tánger y continuar el camino hasta Larache ha supuesto rememorar aquellos orígenes y constatar cómo las huellas de Genet y Goytisolo permanecen intactas.
No sólo en sus modestas tumbas en el cementerio de Larache, sino también en las calles y rincones de ambas ciudades; eternamente imantadas por la magia de su paso y de sus inspiradas páginas.
Tánger sigue siendo, casi un siglo después de acoger a la Generación Beat y a sus ilustres huéspedes, un escenario propicio para la aventura literaria.
Eso, pese al imparable crecimiento experimentado, que no ha conseguido opacar su eterno carácter bohemio y su capacidad de cautivar miradas y almas en busca del misterio entre sus callejuelas.
Ciudad fronteriza y puente cultural, Tánger conserva el embrujo de lo desconocido que la ha elevado a capital perpetua de la literatura de vanguardia.
En definitiva, Tánger continuará atrayendo con su magnetismo a nuevas generaciones de creadores ávidos de inspiración y aventura.
Más allá del torbellino de su presente modernizante, la ciudad custodia un legado literario inmaterial de enorme valor.
Sus calles bastarán siempre para que emerjan nuevas historias capaces de inmortalizar la esencia de un lugar único, eternamente abierto al mundo y pródigo en sorpresas para todo el que se atreva a buscar en sus entrañas.
En Tánger late un alma bohemia imperecedera que la convertirá, durante siglos venideros, en musa de los narradores de lo incógnito y faro de la modernidad para el Reino de Marruecos y el Mediterráneo.
