Rue20 Español/Rabat
Ismail El Khouaja
Las sombras de la historia han pesado —y sigue haciéndolo— en las relaciones entre Marruecos y España; dos países que, aunque unidos por la historia y la geografía, han vivido muchas y largas crisis cíclicas de las que ninguno salía beneficiado.
Hoy en día, asistimos a una nueva etapa de cooperación bilateral que da señales positivas para llegar a este modelo de vecindad y de cooperación complementaria a la que tanto aspiraban los pueblos de ambas orillas.
El Rey Mohamed VI y el presidente del Ejecutivo español, Pedro Sánchez, han sabido encauzar estas relaciones de modo que hoy atraviesan por su mejor momento en «décadas».
Esta nueva etapa vino tras el apoyo de España, en marzo de 2022, al Plan de Autonomía marroquí para el Sáhara que el Reino había presentado ante la ONU en 2007, considerándolo como «la base más seria, realista y creíble» para poner fin a un largo conflicto que urge resolver, dadas las turbulencias que está conociendo la región; siendo la última de las cuales cuando uno de los guardaespaldas que acompañaban al presidente mauritano, Mohammed Ould Ghazouani, falleció, ayer viernes, y otro resultó herido en un accidente de tráfico sufrido por el convoy presidencial durante su regreso del paso fronterizo entre Mauritania y Argelia en dirección a la ciudad argelina de Tinduf.
Esto ocurrió nada más una semana desde de que Estados Unidos, Gran Bretaña y España pusieran en lista negra a la región de Tinduf [Argelia], advirtiendo a sus ciudadanos a evitar ‘turismo solidario’ por escalada de tensión y terrorismo.
Ahora bien, este modelo de cooperación se afianza hoy con la primera visita oficial de esta legislatura de Pedro Sánchez a Rabat —cinco veces desde que es presidente del Gobierno—, acompañado por el ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, que hace una semana tenía previsto un viaje, frustrado a última hora, a la vecina Argelia. Marruecos fue precisamente el primer destino de Albares tras el inicio de la legislatura para reunirse con su homólogo marroquí, Nasser Bourita, el pasado 14 de diciembre.
La visita de Sánchez a Rabat viene un año después de una invitación pendiente del Rey, el pasado febrero de 2023, cuando el Monarca no pudo recibir al presidente español en la Reunión de Alto Nivel, que sirvió para consolidar la nueva etapa.
Conviene destacar que la hoja de ruta adoptada en la RAN aún no se ha materializado del todo; de forma que quedan pendientes expedientes como la delimitación de las aguas territoriales y las aduanas, por lado español; y la posible apertura de un consulado en Dajla o El Aaiún; o la cesión del espacio aéreo del Sáhara a Rabat, por lado marroquí.
Sánchez vino a Rabat con la esperanza de concretar una fecha sobre la reapertura de las aduanas comerciales de Ceuta y Melilla. Sin embargo, su pálida cara en la rueda de prensa, su voz y sus interrupciones a los periodistas —unos treinta españoles y dos marroquíes— lo decían todo; incluso un despiste suyo desató una polémica, tanto en la prensa española como en la marroquí, en cuanto a las cifras de las inversiones en Marruecos, algo que posteriormente Moncloa aclaró, subrayando que las inversiones en Marruecos de 45.000 millones de euros, a las que aludió Sánchez, se refieren a inversiones marroquíes que «implican contratos a los que pueden optar empresas españolas, pero no es una inversión española».
Con ese nudo en la garganta, Sánchez regresó a Madrid sin saber una fecha concreta para la reapertura de la aduana de Melilla y la apertura por primera vez de la de Ceuta; lo que planteó varios interrogantes en la vecina del norte sobre el objetivo de la visita.
Tras la comparecencia de Sánchez a los medios de comunicación españoles en Rabat, el Gabinete Real salió con un comunicado en el que el Presidente del Gobierno español «reiteró a Su Majestad el Rey la posición de España, contenida en la declaración conjunta de abril de 2022, considerando la iniciativa marroquí de autonomía como la base más seria, realista y creíble para resolver este diferendo».
Aunque desde aquí se esperaba que España diera un paso más anunciando la apertura de un consulado en Dajla o El Aaiún, sin embargo, en el comunicado se dejó constatar un nuevo paso que consagra su apoyo a la marroquinidad del Sáhara. «El presidente del Gobierno español saludó y marcó el interés de España por las iniciativas estratégicas lanzadas por Su Majestad el Rey, especialmente la iniciativa de los países africanos ribereños del Atlántico; la Iniciativa Real para favorecer el acceso de los países del Sahel al Océano Atlántico, así como el Gasoducto Africano-Atlántico Nigeria-Marruecos», reza el comunicado.
Tanto la iniciativa del Rey Mohamed VI para favorecer el acceso de los países del Sahel al Océano Atlántico, como el Gasoducto Africano-Atlántico Nigeria-Marruecos pasan por el Sáhara; por lo que no dejan lugar a dudas sobre el apoyo total de España al Sáhara Occidental marroquí.
Por el lado español, el encuentro de Sánchez —por tercera vez en sus dos legislaturas— con el Rey es ya de por sí una buena señal sobre los avances de la hoja de ruta. Por lo cual, Sánchez tendrá que aguantar las críticas del Partido Popular y Vox sobre el tema de las aduanas a la espera de resolver, según Rabat, los «problemas técnicos» que obstaculizan llevar a cabo el proceso.