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El Abbas Tahri Joutey Hassani
El reciente apoyo del Gobierno español al desarrollo de infraestructuras hídricas en el Reino de Marruecos, por medio de un crédito de 250 millones de euros —para una colosal planta desaladora—, genera «controversia», en ciertos medios españoles de ultraderecha.
Sin embargo, esta decisión representa, en realidad, importantes oportunidades tanto para España como para Marruecos, si se enmarca en una cooperación estratégica de largo plazo, en contraste con lo que se opina, por ejemplo, en «𝘖𝘬 𝘋𝘪𝘢𝘳𝘪𝘰».
Es cierto que el aumento de la producción agrícola marroquí podría intensificar la competencia para los agricultores españoles.
No obstante, Marruecos ya se ha convertido en un relevantes socio comercial para España, con un intercambio bilateral que superó los 13.000 millones en 2021.
Reforzar su seguridad hídrica permitirá a Marruecos aumentar y diversificar aún más sus exportaciones de frutas y hortalizas, creando más demanda estable para los productos españoles.
Por otro lado, la nueva planta desaladora, construida con tecnología puntera, no sólo abastecerá cultivos marroquíes, sino que podrá suministrar agua también a municipios españoles en caso necesario.
Ello supone un 𝑏𝑎𝑐𝑘𝑢𝑝 estratégico para zonas del sur peninsular que sufren sequías cada vez más frecuentes.
Además, empresas españolas participan en el proyecto; lo que genera oportunidades de negocio e intercambio tecnológico.
Más allá de esta iniciativa concreta, es necesario un enfoque de largo plazo que convierta a Marruecos y España en socios energéticos y medioambientales.
Superando posturas cortoplacistas, una planificación compartida del uso del agua y las energías renovables podría reforzar la seguridad hídrica de ambos países ante el cambio climático, impulsar su transición ecológica y crear sinergias socioeconómicas de gran valor estratégico.
Marruecos y España son vecinos geográficos e históricos, unidos por vínculos culturales, económicos y humanos; obviando momentos de tensión, en los últimos años la cooperación bilateral se ha fortalecido en aspectos estratégicos como la lucha contra la inmigración ilegal, el terrorismo y el crimen organizado.
El apoyo español al plan hídrico marroquí, lejos de debilitar intereses, puede ser el inicio de una asociación aún más provechosa en materia energética y medioambiental, si se fundamenta en el diálogo, el respeto mutuo y la búsqueda de soluciones ganar-ganar a largo plazo.
Los dos Reinos poseen una oportunidad histórica para construir juntos su futuro compartido, en la ribera norte del Mediterráneo.