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domingo, noviembre 24, 2024

Sectores estratégicos en Marruecos: escenario de competencia franco-española

 

 

Rue20 Español/Tánger

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El Abbas Tahri Joutey Hassani

 

Las relaciones entre España y Marruecos han experimentado un notable fortalecimiento en los últimos años; tras décadas de distanciamiento político, ambos países han reemprendido su cooperación en múltiples ámbitos, entre ellos el «económico». Este acercamiento está permitiendo a las empresas españolas incrementar sustancialmente su presencia en el mercado marroquí.

 

 

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Frente a la tradicional primacía francesa, España parece haberse erigido como el principal socio comercial de Marruecos; las exportaciones españolas al Reino norteafricano no dejan de crecer a un ritmo superior al 20 % anual, superando incluso a las francesas desde 2012. Numerosos proyectos estratégicos en sectores como la energía o el transporte están siendo liderados por consorcios hispano-marroquíes.

 

 

Este dominio español se debe, en gran parte, a la estrecha colaboración establecida a nivel político y económico entre Madrid y Rabat en los últimos años; mientras Francia ha ido perdiendo impacto en su antigua zona de influencia del norte de África, España ha sabido aprovechar su cercanía geográfica, cultural y lingüística para consolidar lazos privilegiados con Marruecos.

 

 

La reanudación de las relaciones entre España y Marruecos ha permitido, sin duda, a los empresarios españoles dominar el mercado marroquí, y superar a los franceses. «Los dos países se coordinan en varios proyectos, sobre todo en los sectores de las infraestructuras, la ordenación y el transporte urbano, las energías renovables, lo marítimo […]», explica el economista Abdeslam Touhami a «𝐶𝘩𝑎𝑙𝑙𝑒𝑛𝑔𝑒»; señalando que «la perspectiva de la organización conjunta de la Copa del Mundo en 2030 también contribuye a ello». «Incluso antes de la nueva asociación económica bilateral, […], España, desde finales de los años 80, ha demostrado un verdadero ascenso en el marco de su asociación económica con Marruecos, hasta llegar hoy a un nivel que ya le permite competir con Francia», confirma el economista Hakim El Wardi.

 

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Aunque las exportaciones españolas a Marruecos han aumentado cerca de un 20 % anual, superando a las de Francia desde 2012, el país de Emmanuel Macron sigue siendo, con mucho, el primer socio económico del Reino en términos de inversión extranjera directa [IED] con 20.000 millones de dólares en 2020, frente a los 5.600 millones de dólares de España; Francia y España también se disputan varios grandes proyectos estructurantes en Marruecos, sobre todo en el sector de las energías renovables, el transporte ferroviario y urbano; sumada el agua —construcción y explotación de plantas de desalinización de agua de mar—, etc. No obstante, las empresas de ambos países se ven cada vez más superadas por otras empresas marroquíes y extranjeras; es el caso de la Sociedad Nacional de Autopistas de Marruecos [𝐴𝐷𝑀], a la que se le ha encomendado la construcción de la nueva autopista Tit Mellil-Berrechid. Una primicia en la historia de la red de autopistas nacional.

 

 

Por otra parte, las empresas españolas o francesas no dudan en asociarse con marroquíes en proyectos de envergadura como la construcción de la planta de desalinización de Casablanca, que será realizada por el consorcio del español «𝐴𝑐𝑐𝑖𝑜𝑛𝑎», y los marroquíes «𝐺𝑟𝑒𝑒𝑛 𝑜𝑓 𝐴𝑓𝑟𝑖𝑐𝑎», y «𝐴𝑓𝑟𝑖𝑞𝑢𝑖𝑎 𝐺𝑎𝑧»; asimismo, la agrupación formada por el francés 𝐸𝑛𝑔𝑖𝑒 y el marroquí 𝑁𝑎𝑣𝑒𝑟𝑎 construirá la planta de desalinización de Dajla. Al igual que el marroquí 𝐺𝑎𝑖𝑎 𝐸𝑛𝑒𝑟𝑔𝑦, especializado en la producción de hidrógeno verde y la descarbonización, en asociación con las empresas españolas 𝐼𝑏𝑒𝑟𝑑𝑟𝑜𝑙𝑎 o 𝐴𝑏𝑒𝑛𝑔𝑜𝑎, propondrá soluciones de descarbonización y mantiene colaboraciones con 𝐸𝑛𝑎𝑔á𝑠 y 𝐴𝑟𝑐𝑒𝑙𝑜𝑟 en el ámbito del hidrógeno.

 

 

Las empresas francesas y españolas también se enfrentarán para ganar el concurso convocado recientemente por la Oficina Nacional de Ferrocarriles [𝑂𝑁𝐶𝐹] para la adquisición de 168 trenes, de los cuales 18 son trenes de alta velocidad por un importe de 16.000 millones de dírhams; por lo que el francés 𝐴𝑙𝑠𝑡𝑜𝑚, que entregó el TGV Tánger-Casablanca —bautizado como «𝐴𝑙-𝐵𝑜𝑟𝑎𝑞»—, y el español 𝑇𝑎𝑙𝑔𝑜, se libran una feroz competencia en este asunto. Lo mismo ocurre en el sector del automóvil, donde el gigante francés 𝑅𝑒𝑛𝑎𝑢𝑙𝑡 ha insuflado una nueva dinámica al sector desde la instalación de su fábrica en Tánger, en el año 2012; en tanto que 𝑃𝑒𝑢𝑔𝑒𝑜𝑡, miembro de 𝑆𝑡𝑒𝑙𝑙𝑎𝑛𝑡𝑖𝑠, también abrió en 2019 una fábrica en Kenitra, lo que provocó la llegada de una veintena de proveedores españoles como 𝑇𝑒𝑘𝑛𝑖𝑎 y 𝐴𝑛𝑡𝑜𝑙í𝑛, o 𝐹𝑖𝑐𝑜𝑠𝑎 y 𝐺𝑒𝑠𝑡𝑎𝑚𝑝 en el Reino. Los grupos franceses y españoles también se libran una dura competencia en las energías renovables, un sector en pleno auge en Marruecos.

 

 

En definitiva, el Reino de Marruecos se ha convertido en un importante terreno de competencia para las grandes empresas españolas y francesas; aunque Francia sigue siendo el principal socio económico de Marruecos en términos de inversión, España ha sabido aprovechar sus sólidos vínculos históricos, culturales y geográficos para afianzar significativamente su presencia en numerosos sectores estratégicos. Sin embargo, la creciente internacionalización de la economía marroquí también está abriendo espacio a nuevos actores como empresas marroquíes y de otros países; en el futuro, y a la larga, la competencia por los jugosos proyectos de energéticas e infraestructuras en Marruecos, seguramente, se intensificará aún más, obligando a las compañías hispano-francesas a unir esfuerzos con socios locales y mejorar permanentemente su oferta de valor añadido. Marruecos emerge, por consiguiente —desde su Norte a su Sur—, como un campo de oportunidades; ¡para quienes sepan aprovechar el potencial de esta puerta de entrada al continente africano!

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