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El Abbas Tahri Joutey Hassani
Marruecos está viviendo una campaña de hortalizas tempranas que se sale de lo común y que no tiene precedentes; de modo que el inicio tardío de la temporada, después de un difícil verano para este cultivo, ha trastocado el curso normal de la campaña marroquí.
Mientras que los precios suelen caer en septiembre-octubre y subir en enero-febrero, según constata el portal especializado «𝐹𝑟𝑒𝑠𝘩 𝑃𝑙𝑎𝑧𝑎», en esta ocasión se ha producido la situación contraria.
Además, la decisión de Mauritania de elevar los aranceles aduaneros sobre los productos agrícolas marroquíes ha añadido mayor confusión.
Oussama Machi, un productor de verduras de la región de Sus-Masa, una de las más importantes del país, compartió con este periódico su perspectiva sobre esta inusual campaña 2023-2024.
«Sus-Masa representa el 80 % de la producción nacional de hortalizas tempranas y el 67 % de las exportaciones; por lo tanto, los volúmenes de esta región son decisivos para el conjunto de la campaña agrícola marroquí», explica el mismo.
El productor señala que el difícil verano, con altas temperaturas, plagas y escasez de semillas, retrasó el inicio de la campaña.
Este inicio tardío, sumado a la incertidumbre en el sector por la espera de semillas resistentes a nuevas enfermedades, llevó a demorar las decisiones sobre qué cultivar y cuándo plantar.
«Todos esperaban el último minuto», declara Machi; este hecho, unido a las pérdidas de verano, redujo la oferta y elevó los precios inicialmente.
No obstante, cuando todos se decidieron a sembrar, mejoraron drásticamente las condiciones climáticas.
«Las temperaturas se situaron entre 27 y 33 grados, favoreciendo notablemente el crecimiento de los cultivos», puntualiza el productor.
Este cambio, unido al retraso en las plantaciones, derivó en una sobreproducción generalizada que ha hundido los precios: «[…] Los tomates cayeron un 80% en el mercado local», cuantifica Machi.
La caída de precios coincidió con la decisión de Mauritania de subir los aranceles; sin embargo, para el experto, relacionar ambos hechos es inadecuado, ya que Mauritania importa poco de Marruecos y porque la mayoría de los volúmenes se distribuyen desde allí al resto de África occidental.
Asimismo, explica que la sobreproducción marroquí, unida al aumento simultáneo de la oferta en otros países mediterráneos, ha reducido la demanda europea.
Machi espera que los precios vuelvan a subir antes de que acabe la campaña; pues algunos productores enfrentan problemas de liquidez y pueden abandonar cultivos.
No obstante, augura que la recuperación no será tan acusada como la caída experimentada en octubre-diciembre; una inusual campaña que refleja los desafíos de un sector en constante cambio.
En resumen, la campaña de hortalizas tempranas 2023-2024 en Marruecos quedará en la memoria de los productores como una de las más sorprendentes e impredecibles de los últimos años.
La combinación de factores climáticos adversos en verano y la posterior mejoría espectacular, sumada a la incertidumbre por las plagas y al retraso de las siembras, generó una sobreoferta sin precedentes que hundió los precios.
Aunque la caída de precios coincidió con la decisión arancelaria de Mauritania, los expertos consultados coinciden en que ese hecho tuvo un impacto menor dada la baja dependencia del Reino norteafricano y la mayor influencia de otros factores como la mejora climática en toda la cuenca mediterránea; o la finalización de la cosecha en África occidental.
En cualquier caso, este caso pone de manifiesto la necesidad para los productores marroquíes de estrechar la coordinación con sus mercados externos, diversificar sus destinos de exportación y desarrollar variedades más resistentes ante posibles cambios meteorológicos.
Llega a reafirmar, a fin de cuentas, la importancia de disponer de previsión meteorológica fiable que ayude a una mejor planificación de los calendarios de siembra; sólo así podrán hacer frente a campañas tan volátiles como la vivida en este inusual año 2023.
