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jueves, noviembre 21, 2024

Francia busca revitalizar sus relaciones con Marruecos a través de varias maniobras diplomáticas

 

Rue20 Español/ Fez

Walid El Moumen

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El embajador de Francia en Marruecos participó, el jueves pasado, en una conferencia organizada por la Asociación para el Progreso de los Dirigentes, APD Maroc, afín de discutir el relanzamiento del partenariado ambicioso entre Rabat y Paris.

Un partenariado que nunca fue paralizado a lo largo de toda la crisis que están sufriendo las relaciones diplomáticas entre Francia y Marruecos, desde 2021, a causa de «L’affaire de Pegasus» y la obstinación del gobierno de Emanuel Macron; el cual sigue adoptando el doble discurso en materia de la cuestión del Sáhara marroquí.

Francia se esfuerza para recuperar sus relaciones con el Reino a lo normal, a través de diversas vías como la cooperación en el ámbito económico, industrial, cultural y también en la seguridad.

Con base en lo citado, se pueden resaltar las maniobras del embajador de Francia en Marruecos, Christophe Lecourtier, quien trabaja a todos los niveles para satisfacer la política exterior del Elíseo en Marruecos.

Lecourtier, solo en esta semana, marcó su presencia en varios eventos; entre otros, se destaca su visita a la Universidad Euromed de Fez, junto con Robert Dolger, el representante de la diplomacia alemana en el Reino, con el objetivo de consolidar la asociación estratégica y la amistad que une a Europa con Marruecos y África.

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Asimismo, el embajador galo visitó, ayer sábado, la Sociedad Marroquí de Construcciones Automotrices (SOMACA) en Casablanca para respaldar la dinámica de esta fábrica, que forma parte del Grupo Renault. Este, según anunció la página web de la Embajada de Francia en Marruecos en la red social «Facebook», firmó, por primera vez, un acuerdo de asociación relativa a las visas con el Consulado General de Francia en Rabat, con el propósito de facilitar la movilidad entre los dos países.

Todas estas iniciativas emprendidas por parte de Francia se enmarcan en una campaña cuyo objetivo es restablecer la relación dañada desde el último año del primer mandato del presidente Macron.

Francia está empleando todas las medidas disponibles para poder acercarse de nuevo a Marruecos. Al parecer el ejecutivo de Macron, está colaborando con la izquierda francesa para que le allane el camino, mediante declaraciones que podrían aliviar un poco esta tensión.

El ex primer ministro francés, Manuel Valls, por ejemplo, ve que, en la cuestión del Sáhara, Francia debe ser un socio leal de Marruecos, cuyo papel es indispensable para la estabilización del espacio mediterráneo y de África subsahariana.

«Esta cuestión debe resolverse en torno a una autonomía bajo soberanía marroquí», afirmó Valls en una entrevista exclusiva con MGH Partners, una empresa de asuntos públicos y de diplomacia alternativa franco-africana con sede en París.

Por su parte, Jean-Luc Mélenchon, líder de la izquierda francesa, intentó intervenir con razonamiento para evitar otra escalada provocada por la prensa francesa. Esto ocurrió después de que Marruecos ignorara la mano tendida por el mandatario francés durante el terremoto apocalíptico que sacudió la región de Al-Hauz.

La prensa francesa no aceptó la idea de que Marruecos rechazara la ayuda de Francia, y optar por el Reino Unido y España. En este sentido, Mélenchon nacido en Marruecos, dijo en un programa del canal televisivo France 2, que Marruecos es un pueblo soberano y fuerte, y que el Rey Mohammed VI es muy consciente de lo que hace.

«Marruecos aceptó las ayudas ofrecidas según las prioridades, y podría solicitar el apoyo de Francia cuando llegue el momento», señaló.

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Pocos días después, el líder del partido francés «La France Insoumise» (LFI), se encontró con su homólogo marroquí de la Reagrupación Nacional de Independientes (RNI), Aziz Akhannouch, para discutir una serie de programas emprendidos en ambos países. A este respecto, Mélenchon se declaró impresionado por la gestión marroquí de las consecuencias del seísmo de Al Hauz, y alabó igualmente la acción del Reino, bajo la dirección del Rey, en los ámbitos de la diversificación energética y de las energías renovables en particular.

«Marruecos se ha convertido en un modelo único en materia de gestión de los problemas de energía, estrés hídrico, educación, salud y protección social», enfatizó.

El expresidente Nicolas Sarkozy, por su parte, participó de una manera u otra en esta campaña francesa al promocionar su libro en el canal español Antena3, así como en las conferencias que realizó en la capital Rabat y la ciudad ocre, Marrakech. En «Le temps des Combats», Sarkozy aboga por la marroquinidad del Sáhara. En sus presentaciones del libro, instó al gobierno de Macron a posicionarse a favor del Reino, buscando poner fin a la era de hielo que congeló las relaciones franco-marroquíes desde 2021.

“Esta cuestión es fundamental para los intereses estratégicos de Marruecos. Permitiría evitar una república saharaui cuya solidez y durabilidad dejan más que perplejos a todos los observadores informados. Saber elegir a los amigos, no tener miedo de provocar la ira de los menos amigos, tener una visión del más allá, confiar en la historia común: éstas deberían ser las brújulas del Presidente de la República”, subrayó Sarkozy.

En respuesta a estos pasos emprendidos tanto por aquellos que pertenecen a la izquierda como a la derecha, el nuevo primer ministro francés, Gabriel Attal, designó a la franco-marroquí Rachida Dati, alcaldesa de Les Républicains (LR) del distrito 7 de París, como ministra de Cultura de la República Francesa. Esta elección es considerada muy astuta por parte del primer ministro más joven en la historia de Francia, con la que Macron busca revitalizar su presidencia y reformar su política exterior, que experimentó pérdidas significativas durante el verano pasado ante la creciente influencia rusa en África occidental.

Con el nombramiento de Rachida Dati, París aspira a recuperar las buenas relaciones que mantuvo con Rabat cuando la franco-marroquí estaba al frente del Ministerio de Justicia en 2007. Esto indica que Francia busca volver a la época de Sarkozy, quien ‘siempre había creído en la marroquinidad del Sáhara’.

«Rachida Dati es una mujer comprometida que toda su vida luchó por conseguir lo que quería”, dijo Attal.

Desde la perspectiva marroquí, Rachida Dati podría desempeñar un papel que establecería una nueva etapa en las relaciones entre el Elíseo y el Palacio Real en Rabat, impulsada por su experiencia experimentada durante el Ejecutivo de Sarkozy y también por sus orígenes marroquíes.

Sin embargo, Marruecos espera una postura firme de Francia hacia la marroquinidad del Sahara. La normalización de la perjudicada relación franco-marroquí, requiere, esta vez, un reconocimiento claro de la soberanía marroquí sobre su Sahara.

El Reino exige una postura que crea en la fórmula presentada en la ONU desde 2007 y la considere como la más creíble y seria para solventar este conflicto.

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