Rue20 Español/ Mohammadia
Toufiq Slimani
Nada es fácil en la vida. En la política todo es difícil. Pero la política está para resolver las dificultades. Es el arte de lo posible. Pedro Sánchez, nuevo y viejo presidente del Gobierno español, es la mejor muestra, por el momento, del arte de que todo es posible en la política. Este joven y experimentado político siempre sale con la suya. Sánchez consigue desde 2014 lo que quiere contra la voluntad y opinión de los suyos y los demás.
Sánchez hace lo imposible. En realidad, hizo posible lo que era imposible en la Península Ibérica antes de 2016. Si marcar a Messi es imposible, también es imposible marcar a Sánchez en la cancha política. Así es imposible no sorprenderme ante lo que ha conseguido Sánchez en cinco años. Sueña con confianza.
Subir al Poder, a veces resulta fácil. Lo difícil es mantenerse. Sánchez supo mantenerse en un contexto nacional, regional e internacional turbulento, complejo e incierto.
Sánchez llegó al Poder (junio, 2018) en el pleno auge del independentismo y separatismo en Cataluña, y supo absolverlo y debilitar a Junts y ERC en las elecciones autonómicas y generales. Sánchez se enfrentó a la pandemia tres meses después de la formación de su segundo gobierno en enero de 2020.
Sánchez tuvo entre abril de 2021 y de 2022 que resolver la mayor crisis diplomática con Marruecos desde 2022. En un año, Sánchez llegó a la conclusión de que Marruecos es un socio prioritario y estratégico. Por lo tanto, el Gobierno español respaldó el Plan de Autonomía para el Sáhara. La decisión no fue fácil por su sensibilidad y complejidad en España, pero con Sánchez nada es imposible.
En febrero de 2022 arrancó la guerra en Ucrania entre Occidente y Rusia. España es un aliado principal de Occidente. Las consecuencias políticas, económicas, energéticas y sociales de la guerra siguen influyendo en España. También tuvo Sánchez que tomar decisiones duras a favor de Ucrania. No fue fácil por la dura oposición de sus socios en el Gobierno (Sumar, Podemos).
Por último, la decisión de conceder la amnistía a los investigados, acusados y condenados por el procés independentista catalán. Quizás haya sido la decisión más difícil de Sánchez desde su llegada al Poder en junio de 2018 tras una moción de censura exitosa contra Mariano Rajoy, expresidente del Gobierno y líder del PP.
Sánchez es un animal político. Ayer fue investido por 179 votos a favor y 171 en contra, y ninguna abstención. Sánchez consiguió vía eCongreso la confianza de 12.6 millones de españoles (los votantes del PSOE, Sumar, ERC, Junts, CC, PNV, Bildu). Sánchez estuvo muy cerca de romper el récord de Zapatero (13,5 millones de votos en la investidura de 2004). Por algo ha escrito Sánchez su «Manual de Resistencia».
Sánchez fue destituido de la secretaría general del PSOE en 2016 y regresó meses después tras una gira en toda España para ganar el corazón de la base socialista. En 2017 volvió a ser secretario general del PSOE. De ahí arrancó el camino a la Moncloa. Mucha aventura. En un junio de 2018 fue elegido como presidente del Gobierno español tras llevar a cabo una moción de censura casi imposible contra Rajoy.
En julio de 2018 formó su primer Gobierno con los ministros del PSOE. Jugó su futuro con dos elecciones generales en 2019. Tras el fracaso de las negociaciones con Podemos y Ciudadanos en las primeras elecciones, logró en las segundas convencer a Pablo Iglesias (Podemos). En enero de 2020 formó su segundo Gobierno. Fue el Primer Gobierno de Coalición en España desde los años 30 del siglo pasado. Nada es imposible para Sánchez. En 2020, el acuerdo fue con ERC. Ahora en 2023 el acuerdo fue firmado principalmente con Junts, además de ERC y PNV.
Tras el desastre de las elecciones autonómicas y municipales de mayo de 2023, Sánchez decidió suicidarse y convocó al día siguiente las elecciones generales para el 23 de julio de 2023. Nadie ha entendido la decisión. Poco a poco, el tiempo dio la razón a Sánchez. Todos los sondeos daban por perdido y perdedor a Sánchez. El PP ganó las elecciones, pero no consiguió la mayoría.
Primero, el Rey Felipe VI encargó a Alberto Núñez Feijóo, presidente del PP, la responsabilidad de convencer a los grupos parlamentarios para ser investido. Falló Feijóo. Una ocasión que no desaprovechó Sánchez.
El Congreso de los Diputados ha otorgado su confianza a Pedro Sánchez como presidente del Gobierno al lograr el apoyo de la mayoría absoluta de la Cámara con 179 votos a favor y 171 votos en contra.
Han votado a favor de la investidura de Pedro Sánchez los miembros del Grupo Socialista, Grupo Plurinacional SUMAR, Grupo Republicano, Grupo Junts per Catalunya, Grupo Euskal Herria Bildu, Grupo Vasco (EAJ-PNV) y los diputados del Bloque Nacionalista Galego (BNG) y de Coalición Canaria, integrados en el Grupo Mixto. Entre todos suman 179 votos; superando la mayoría absoluta (176 diputados) necesaria para la investidura. Se han posicionado en contra el Grupo Popular, el Grupo VOX y el diputado de Unión del Pueblo Navarro (UPN), que suman un total de 171 votos, según las informaciones del Congreso de los Diputados.
Es verdad que Sánchez no cuenta con el apoyo del Poder territorial controlado por el PP. El senado está controlado por el PP. Pero Sánchez sabe ganar las más difíciles batallas y tomar las más complejas decisiones. Sánchez tiene asegurados casi 9 años en el Poder (2018-2027). El récord lo tiene Felipe González con 14 años en el Poder. ¡Ojo! Lo imposible no es sanchista. Podría volver a ser investido en 2027 o 2028.
Implícitamente, digo que Sánchez va a cumplir esta legislatura aunque con dificultades. Sánchez es Sánchez. Sánchez vino para gobernar mucho tiempo y para quedarse en la memoria política española. Dejará su huella.
