Rue20 Español/ Mohammadia
Slimani Toufiq
Hay un paréntesis hispano-magrebí que se cerró en marzo de 2022 y se abrió otro. Marruecos y España han entendido que necesitan ser geopolíticos frente a Argelia y sus socios en un mundo cada vez más geopolítico. La decisión española, desde el 14 de marzo de 2022, de respaldar el Plan de Autonomía para el Sáhara, se enmarca en este contexto del regreso de la geopolítica a mandar en el Mundo y la región.
Para ser más claro, Argelia optó, el 18 de marzo de 2022, por romper las relaciones diplomáticas con España, al retirar a su embajador en Madrid. Fue una decisión de carácter político. Después, en junio de 2022, Argel decidió suspender el Tratado de Amistad y Cooperación con España. Fue una decisión de carácter comercial y económico. Pero ni la política ni la economía ni el comercio han surtido efectos hasta el momento. La geopolítica manda hoy en el Mundo y la región.
Ante esta situación, Argelia ha entendido, buena noticia, que la decisión de romper las relaciones diplomáticas y comerciales con España fue un error garrafal. Argelia es un país importante para España, pero Marruecos es un vecino prioritario para España y los españoles. Hay una una gran diferencia entre ser importante y ser prioritario.
Ahora, no se puede entender la nueva táctica argelina de retomar las relaciones con el Gobierno progresista español sin volver sobre el nuevo contexto regional, mundial y sobre todo, la evolución de la vida política española. Argel ha llegado a la conclusión de que la estrategia de la «silla vacía» en España desde hace 19 meses fue un desastre.
El régimen argelino tomó la decisión de retirar a su embajador de Madrid y suspender los contactos comerciales para presionar a España para que revisara su apoyo al Plan de Autonomía. Eso fue el único objetivo en aquel entonces.
Hoy por hoy, son los argelinos quienes están pidiendo a España que le concediera el plácet a su nuevo embajador en Madrid. El diplomático propuesto por el Gobierno de Argelia para ocupar el puesto de embajador en Madrid todavía no se oficializó. Lo más importante es que Argelia pide volver a España.
La decisión de romper las relaciones bilaterales con España dañó más a Argelia que a España o Marruecos. La decisión demostró que Argel es una parte principal en el conflicto del Sáhara. Algo que confirmó también la última resolución 2703 del Consejo de Seguridad respecto al conflicto del Sáhara.
Algo también que captó y detectó el editorial publicado hoy por el diario El País bajo título «España y Argelia se reencuentran». ¿Si Argelia no es parte principal en el conflicto por qué rompió las relaciones con España? Algo al que respondió El País afirmando: «Pero una cosa es que el súbito cambio [en la posición española al apoyar a Marruecos] sorprendiera en Argel y otra que llamara a su embajador en Madrid y dejara vacante el puesto durante 19 meses».
Y para más aclaración el diario español, agregó: «En teoría, Argelia no es parte de ese contencioso y, por tanto, no puede entender la decisión española como un acto hostil, salvo si se creyera, como sostiene Marruecos, que el Frente Polisario no es más que su apéndice. Es este último el que, en todo caso, tendría razones para enojarse con España, en concreto con el PSOE, que tradicionalmente había apoyado su causa en el marco de Naciones Unidas». Más claro que el agua.
Las dos decisiones incomprensibles de Argelia en marzo y junio de 2022 le han pasado factura. Hoy, España exige reactivar las relaciones comerciales y evitar chantajes para pasar página. Madrid es la que ahora debe da luz verde al aterrizaje del nuevo embajador argelino. El régimen pide otra oportunidad a España.
A estas alturas, ningún analista se puede sorprender si afirmo que la decisión de la suspensión del Tratado de Amistad le ha hecho mucho daño a Argelia. Ni España ni Marruecos han sido perjudicados. 19 meses bastaron para confirmar cuánto tiempo perdió Argelia en su intento de someter a España en vano.
Al contrario, las decisiones de Argelia han fortalecido la asociación estratégica entre Rabat y Madrid. Tras la carta mandada por Pedro Sánchez, presidente del Gobierno español en funciones, el 14 de marzo 2022, al Rey Mohammed VI, el Palacio Real Marroquí recibió el 7 de abril de 2022 a Sánchez donde se adoptó la Declaración de Rabat. En febrero de 2023 España y Marruecos celebraron la XVII reunión de alto nivel. Las reuniones hispano-marroquíes en varios sectores no se detienen. De acá a 2030 se van a multiplicar.
Hay varios factores de carácter nacional, regionales que han obligado a Argelia a pedir la reconciliación con España sin condiciones ni presiones. Aquí no voy a entrar en los factores geoestratégicos y geopolíticos globales que influyen en la relación de España con el Magreb. Los dejaré para otro análisis. Voy a abordar solo los factores de un impacto inmediato.
Primero, el Polisario y Argelia fracasaron en su intento de sacar algún beneficio del acuerdo de una nueva Coalición de Gobierno progresista para España entre PSOE y Sumar. El Polisario ha vuelto a perder la batalla de ser mencionado en el acuerdo. Y ahora se espera que sus fantasías desvanezcan poco a poco.
El acuerdo se compone de 48 página y 11 puntos principales. A lo largo el acuerdo, bien detallado y asequible, no se menciona al Polisario ni al referéndum ni a la autodeterminación. Las fantasías del Polisario quedaron en el saco roto de Podemos en su versión original con Pablo Iglesias. La nueva líder de SUMAR, Yolanda Díaz, es más pragmática y realista. El realismo pragmático de Pedro Sánchez sirvió como ejemplo para Yolanda Díaz.
Tras la decisión española de apoyar la marroquinidad del Sáhara desde el 7 de abril de 2022, hubo mucho ruido provocado por el Polisario, Argelia y sus socios, en decadencia, en España.
Algunos miembros de Podemos y Sumar, y hasta Yolanda Díaz, se expresaron, oralmente, contra la decisión. Pero sólo son hechos. En realidad, tanto Sumar como sus socios han entendido que la nueva geopolítica mundial no acepta apoyar a una milicia ni un posible estado satélite.
El punto que nos importa en el acuerdo del PSOE y Sumar es el undécimo donde se aborda la política exterior de «una España abierta al mundo y con voz propia en el escenario internacional. Este punto se compone de 15 subpuntos, pero no se menciona nunca al Polisario y sus planteamientos. No hizo referencia al Polisario ni Tinduf ni a la autodeterminación ni al referéndum. La vieja terminología del Polisario brilla por su ausencia en el nuevo acuerdo.
En paralelo, el acuerdo menciona el conflicto entre Rusia y Ucrania, y defiende el derecho del pueblo ucraniano a la soberanía y a ser protegido. Amén de llamar a avanzar hacia la paz en Oriente Medio y entre Israel y Palestina.
Analizado el acuerdo, se observa que el Polisario y sus sueños no son una prioridad para la nueva formación política Sumar. La influencia del Polisario en la izquierda radical o los comunistas se desmoronó con la caída de Podemos.
La nueva geopolítica mundial y regional hizo pensar a Yolanda Díaz de una manera pragmática y realista. España no puede permitir que surja un Estado satélite de Rusia frente a Canarias. El Polisario ha entendido que el nuevo acuerdo es un punto de inflexión en el conflicto del Sáhara. Por eso salió el representante del Polisario en España a protestar y rechazar el acuerdo. Y por eso Argelia pide la reconciliación.
Argelia esperaba que el PP gobernara España. Tras el fracaso de Alberto Núñez Feijóo, presidente del PP, en ser investido, y a un paso de que Sánchez sea investido, Argelia empieza a entrar en razón.
Segundo, la organización conjunta del Mundial 2030 entre Marruecos, España y Portugal es la mejor muestra del fracaso de Argelia en los últimos 19 meses. Argelia sabe que España y Marruecos está comprometidos, hasta, obligados a trabajar juntos hasta 2030. Argelia no quiere perder otros 7 años y dejar su silla vacía en España.
Tercero, la última Resolución 2703 del Consejo de Seguridad no fue satisfactoria para Argelia y el Polisario. Además los últimos ataques terroristas en Es-Smara adoptados por el Polisario no gustaron en España. El Estado español sabe que su estabilidad depende mucho de la estabilidad de Marruecos. La seguridad de España empieza en Marruecos.
Cuarto, la élite española sabe que la decisión del Gobierno español de respaldar el plan de autonomía para el Sáhara marroquí es la mejor solución para el conflicto.
Hasta Fernando Fernández, expresidente de Canarias por el CDS y 15 años eurodiputado del PP español, respalda la decisión el Gobierno español. Eso deja muy claro que la decisión no es una cuestión partidista sino de Estado. Estamos hablando de un veterano del partido popular.
Al ser preguntado por la decisión del Gobierno de coalición progresista acerca del Sáhara, Fernando Fernández respondió: «Pues es un acierto porque el problema del Sáhara es que el Polisario ya no representa a la mayoría de los saharauis, que estarían mejor en una autonomía«.
El veterano político español de 80 años, asegura que «al Polisario lo promueve Argelia porque quiere una salida al Atlántico. Es un problema irresoluble, como el de los kurdos”, en una entrevista concedida esta semana al Diario de Avisos.
Para concluir, España sabe muy bien que «un Sáhara independiente y muy poco poblado sería un títere en manos argelinas. […] eso es el problema real. Y si un eventual Sáhara independiente se convierta en un Estado fallido, que es otra posibilidad no descartable, el resultado sería malo para todos a la vez» (p.268). Así avisó Jorge Dezcallar en su último libro «Abrazar el mundo«, publicado en 2022.
Cuando Dezcallar se preguntaba en su libro, en términos geopolíticos, a dónde vamos, la respuesta, en cuanto a la cuestión del Sáhara, está en la página 267 del mismo libro: «La llegada de Biden a la Casa Blanca no ha cambiado la política ( acerca del Sáhara) y eso ha ha envalentonado a Marruecos y ha puesto aún más nerviosa a Argelia«.
Argelia empieza a entender que las reglas del juego han cambiado y que la geografía pesa más que la economía. Por eso, el régimen argelino pide volver a España lo antes posible.
