Rue20 Español/ Tetuán
El 26 de septiembre a las 18.00 h tuvo lugar en el Instituto Cervantes de Tetuán el coloquio Espacios protegidos entre dos continentes, en el que Mchich Derak, Eduardo Briones y Ana Villaescusa expusieron la importancia natural, cultural e histórica de la Reserva de la Biosfera Intercontinental del Mediterráneo España-Marruecos. Los principales puntos desarrollados fueron la singularidad de la geografía de la RBIM, su variedad biológica y los beneficios de educar a la población en su conservación y su correcta explotación.
Mchich Derak, ingeniero forestal en la Agencia Nacional de Aguas y Bosques de Tetuán, definió la Reserva de la Biosfera Intercontinental del Mediterráneo como «un repositorio histórico y cultural excepcional que traduce las similitudes de ambas orillas».
Con 907.185 ha de superficie total, la RBIM ocupa parte de las provincias de Cádiz y Málaga (en España) y de Tetuán, Chefchouen, Ouezzane, Tánger y Larache. Mchich habló de las ventajas de contar con un territorio tan extenso, pero también de las dificultades que los riesgos de incendio (de 1000 ha por año) causan a los conservadores.
Preservar la biodiversidad de la RBIM es el foco principal de la Agencia Nacional de Aguas y Bosques de Tetuán, que dedica un gran esfuerzo a programas como la reintroducción del ciervo de Bérberie en Jbel Bouhachem y en la reserva de caza de Amlay, el seguimiento del mono macaco o la restauración participativa del abeto de Marruecos en el Parque Nacional de Talassemtane.
Estos programas, sin embargo, son solo piezas del puzle en la conservación de la RBIM. Mchich habló de la importancia de la iniciativa Bosques de Marruecos 2020-2030, cuyo objetivo es dar más poder a los actores locales en la dirección y gestión del territorio forestal.
Eduardo Briones, biólogo y presidente de la Junta Rectora del Parque Natural del Estrecho, destacó el valor y la variedad del turismo en este espacio protegido. Desde bañistas en las playas de Bolonia hasta apasionados observadores de aves y cetáceos. Esta actividad, la de observación de rutas migratorias, atrae unas 20 000 visitas anuales al observatorio, que se desplazan para ver los 30 millones de aves que cruzan el Estrecho de Gibraltar en otoño, además de las especies marinas como el calderón, el delfín o el cachalote.
Ana Villaescusa, bióloga, divulgadora científica y presidenta de la Junta Rectora del Parque Natural de los Alcornocales, citó a la poetisa y filósofa malagueña María Zambrano: «Solo en el espejo de otra vida semejante a la mía adquiero la certidumbre de mi realidad», para destacar los beneficios de las diferentes culturas que se encuentran conviviendo en un mismo espacio natural, como lo son España y Marruecos en la RBIM.
Además de impresionantes datos sobre la biodiversidad del Parque Natural de los Alcornocales, como la convergencia de los vientos que crea una constante humedad para la proliferación de especies únicas, las 46 especies de orquídeas, 18 de aves rapaces y 11 tipos de murciélagos, Ana destacó la importancia del cuaderno de campo en la divulgación del conocimiento científico al público no experto, y puso de ejemplo el trabajo de su amigo e ilustrador Nicolás Ruiz.
Tras la intervención de Ana Villaescusa, se abrió un turno de preguntas del que surgió un interesante debate sobre las dificultades en la conservación de los espacios naturales, y la educación colaborativa como solución a esto. «Cualquier iniciativa, venga del lado que venga, va a convertirse en un esfuerzo compartido por la convivencia española y marroquí en este mismo espacio natural», dijo Mchich Derak respecto al tema de la unificación de proyectos.
La conferencia cerró con una frase dejada por Ana Villaescusa sobre la importancia de la divulgación científica hacia los más pequeños, asegurando que «no se ama lo que no se conoce».