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Los resquemores no se han hecho esperar entre algunos adláteres del Frente Polisario, quienes han puesto el grito en el cielo por la reciente celebración diplomática organizada por el Consulado Marroquí en Las Palmas, Gran Canaria.
El evento, que conmemoraba el 24 aniversario del Día del Trono, contó con una nutrida y significativa presencia española, pero lo que ha generado más ruido en las redes sociales ha sido la vestimenta de la Cónsul Marroquí, Fatiha El Kamouri.
A los críticos les ha parecido imperdonable que la Cónsul optara por lucir la tradicional «melhfa» saharaui, argumentando airadamente que este atuendo pertenece exclusivamente a la región de Tinduf y no debería ser utilizado por representantes marroquíes.
Según ellos, esto sería una apropiación cultural y un intento descabellado de socavar la identidad saharaui.
En contraposición, numerosos ciudadanos marroquíes y españoles han alzado la voz en defensa de la Cónsul, alegando con razón que Fatihah El Kamouri, como ciudadana saharaui marroquí, tiene todo el derecho a vestir el atuendo tradicional que considere propio de su herencia y raíces. No escatimaron en subrayar que su ascendencia y la de sus ancestros están estrechamente ligadas a las tierras del Sahara marroquí, lo cual justifica plenamente su elección de vestimenta.
En medio de esta controversia, Youssef Chaaboun, un destacado bloguero activista marroquí, ha señalado con inteligencia que miles de saharauis residen en Marruecos, superando con creces la población de los campamentos de Tinduf.
Este hecho llevó en el pasado a las Naciones Unidas a solicitar un censo completo de la población en Tinduf, una solicitud que el Frente Polisario ha rechazado con vehemencia, quizás para evitar encontrarse con algunas sorpresas incómodas.
La «melhfa», la vestimenta típica de las mujeres saharauis, forma parte intrínseca de la idiosincrasia marroquí, y eso es algo innegable, sin importar a quien le pueda pesar. Desde tiempos inmemoriales, esta prenda ha sido un símbolo emblemático de la cultura saharaui, una parte esencial del rico patrimonio marroquí que merece ser respetada y valorada.
Es relevante recordar que la diversidad cultural en Marruecos es una fuente de orgullo y enriquecimiento para nuestra sociedad. Cada región y comunidad aporta su propia tradición, costumbres y vestimenta característica, y el Sáhara marroquí no es una excepción en este mosaico cultural.
Por tanto, que la Cónsul Marroquí luzca este traje tradicional no solo honra sus raíces, sino que también representa la unión de todas las regiones de Marruecos en el marco de esta gloriosa celebración diplomática. Es una muestra de respeto hacia la riqueza cultural y la diversidad que conforman nuestra nación, y nos recuerda que la identidad marroquí abarca y acoge a todos sus hijos, independientemente de su origen o procedencia.