Rue20 Español/ Alhucemas
Fikri SOUSSAN*
En un gesto histórico, el rey Mohammed VI ha recibido una significativa carta enviada por el primer ministro del Estado de Israel, Benjamin Netanyahu. En dicha misiva, el líder israelí ha comunicado al Soberano la decisión firme y trascendental del Estado de Israel de «reconocer plenamente la soberanía del Reino de Marruecos sobre el territorio del Sahara Occidental».
Esta importante posición adoptada por Israel se verá reflejada en todos los ámbitos gubernamentales y en la documentación oficial correspondiente.
Netanyahu ha destacado que esta decisión será transmitida de manera oficial y formal a las Naciones Unidas, así como a las organizaciones regionales e internacionales en las que Israel es miembro. Además, todos los países con los cuales Israel mantiene relaciones diplomáticas serán informados de esta histórica resolución.
El reconocimiento de la marroquinidad del Sáhara por parte de Israel marca un hito trascendental en las relaciones entre ambos países, sentando las bases para una cooperación más estrecha y una asociación duradera en diversos ámbitos.
Este reconocimiento refuerza de manera significativa la posición de Marruecos en lo que se conoce como la “cuestión nacional”, brindándole un respaldo contundente a su reclamación de soberanía sobre el territorio.
Al contar con el reconocimiento de Israel, un país de relevancia internacional, Marruecos consolida su posición y puede utilizarlo como un argumento adicional en sus esfuerzos por resolver el conflicto de manera pacífica y de conformidad con el derecho internacional.
Además, es crucial reconocer que este posicionamiento de Israel va a tener a corto, medio y largo plazo implicaciones altamente positivas en las relaciones bilaterales entre Marruecos e Israel.
Al establecer una cooperación más estrecha y una asociación duradera, ambos países pueden beneficiarse mutuamente en diversos aspectos.
El fortalecimiento del intercambio comercial, la colaboración en materia de seguridad regional y la lucha conjunta contra el extremismo, entre otros, son solo algunos ejemplos de los frutos que ambos gobiernos han estado materializando en los últimos meses.
A nivel regional, este reconocimiento podría tener un impacto en la dinámica de la región del Magreb y sus relaciones con otros países.
Es posible que algunos países, aunque actualmente en número reducido, reconsideren su postura en el conflicto del Sáhara y sigan el ejemplo de Israel.
Este reconocimiento podría igualmente influir en la percepción de otros actores regionales y llevar a una revisión de sus posturas anteriores.
A nivel internacional, este reconocimiento podría generar un debate sobre la legalidad y legitimidad de la reclamación de Marruecos sobre su Sáhara. Las Naciones Unidas y otros actores internacionales podrían reevaluar sus posturas, o incluso abordar nuevos enfoques y perspectivas, para avanzar en la resolución definitiva del conflicto.
No se requiere mucha perspicacia ni gran sentido político para llegar a la conclusión de que este reconocimiento supone un mazazo diplomático para Argelia y el Polisario.
Es una clara señal que deja en evidencia la imperante necesidad de que Argelia reconsidere su postura y regrese al sentido común. Y es sobre todo un mensaje inequívoco de que la comunidad internacional respalda la reclamación de Marruecos sobre su territorio y pone en tela de juicio la postura sostenida por Argelia y sus aliados.
Marruecos siempre ha tendido una mano amiga a Argelia, ofreciendo diálogo y cooperación para encontrar una solución pacífica y duradera a la cuestión del Sáhara.
Es hora de que Argelia acepte esta mano amiga, abandone su postura inflexible y abrace la oportunidad de encontrar una solución mutuamente beneficiosa para todas las partes involucradas en la región.
*Hispanista marroquí
