Rue20 Español/ Rabat
Cristina Lladó
Al cumplirse un año de la firma de la «hoja de ruta» de las nuevas relaciones de España con Marruecos, muchos de los asuntos están ya encaminados, pero los más conflictivos siguen varados o en procesos de negociación de gran discreción.
Son cuestiones como las aduanas de las ciudades fronterizas de Ceuta y Melilla (norte de África), espacios aéreos o aguas territoriales.
El presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, y el rey de Marruecos, Mohamed VI, acordaron el 7 de abril de 2022 una «declaración conjunta» que detalla asuntos clave para sentar las bases de una relación «duradera y ambiciosa».
Casi un año después, los pasados días 1 y 2 de febrero, España y Marruecos celebraron en Rabat la primera Reunión de Alto Nivel (RAN) desde 2015.
Los dos países salían de una profunda crisis bilateral desencadenada en abril de 2021, cuando el Gobierno español permitió que recibiera atención hospitalaria Brahim Gali, líder del Frente Polisario.
Debía servir la reunión de febrero para escenificar los nuevos tiempos, aunque quedó deslucida por la decisión del rey marroquí de no interrumpir sus vacaciones para recibir a la delegación española y porque no se firmaran todos los acuerdos previstos.
De los 24 memorandos anunciados, se suscribieron 19, en asuntos como la cooperación educativa, empresarial, impulso de inversiones, agua, enseñanza del español, turismo o «partenariado verde».
Materias más enjundiosas, como la inmigración ilegal o el terrorismo, no merecieron un acuerdo, sino tan solo palabras de aliento e intención de «intensificar su cooperación».
El opositor Partido Popular español (conservador) ha preguntado al Gobierno sobre las aduanas, la delimitación de fronteras marítimas o el espacio aéreo del Sáhara. Y las respuestas son escuetas e imprecisas argumentando la necesidad de «paciencia y discreción».
GIRO DE 180 GRADOS
También quedan sin explicación las preguntas sobre el uso del sistema Pegasus para espiar los teléfonos del jefe del Ejecutivo español, Pedro Sánchez, y algunos ministros.
Pese a que los europarlamentarios que investigan este asunto consideraran «plausible» que fuera Marruecos quien estuviera detrás, fuentes gubernamentales españolas insisten en calificarlo de «mera especulación».
El Gobierno reitera también que nada tiene que ver que un tercer país accediera a información de esos celulares con que meses después, en marzo de 2022, Sánchez diera un giro de 180 grados a la política española sobre el Sáhara y pasara de la neutralidad a apoyar las tesis marroquíes para resolver el conflicto.
Si bien el Ejecutivo asegura que no ha habido cambios, los marroquíes aprovechan cualquier oportunidad para agradecer a Sánchez el apoyo español a su propuesta de autonomía para esa antigua provincia española.
FRONTERAS Y ADUANAS
En la declaración conjunta de hace un año, ni siquiera aparecen la palabras «frontera» o «aduana», tan solo el «compromiso con la plena normalización de la circulación de personas y mercancías de manera ordenada».
La «hoja de ruta» precisaba que el restablecimiento del tránsito incluiría «los dispositivos apropiados de control aduanero y de personas a nivel terrestre y marítimo», sin especificar dónde.
El Gobierno español explicó que eso implicaba la apertura de fronteras y aduanas en Ceuta y Melilla; en marzo de 2022, el ministro de Exteriores, José Manuel Albares, dijo que sucedería «en los próximos días», lo que pronto cambió por «en breve».
El tránsito de personas se restableció, no el de mercancías, que sigue con «pruebas piloto».
ESPACIOS MARÍTIMOS
Respecto al control de la migración ilegal hacia España desde el continente africano, se ha reducido un 25 % en los últimos tiempos, según Sánchez.
Sin embargo, según el Ministerio de Interior, han aumentado los saltos a las vallas fronterizas de Ceuta y Melilla.
El del 24 de junio pasado, alrededor de 2.000 inmigrantes intentaron acceder a Melilla desde Marruecos, con 23 muertos, unos hechos que investiga la justicia.
El acuerdo también detallaba la intención de «reactivar el grupo de trabajo sobre delimitación de espacios marítimos en la fachada atlántica» para lograr «avances concretos». Pero nada ha trascendido del contencioso sobre la delimitación de aguas territoriales atlánticas aprobada por Marruecos de manera unilateral.
Tampoco es público ningún avance sobre las piscifactorías autorizadas por Marruecos en aguas de las islas mediterráneas españolas de Chafarinas; o los trasvases marítimos de hidrocarburos rusos frente a Ceuta, supuestamente permitidos por Marruecos, mientras que España asegura que son en aguas internacionales.
Además, España ha reconocido estar negociando con Marruecos la gestión del espacio aéreo del Sáhara Occidental «en aras de conseguir mayor seguridad en las conexiones y cooperación técnica».
Ese espacio se gestiona desde las islas atlánticas españolas de Canarias por orden de la Organización de Aviación Civil Internacional, dependiente de la ONU. EFE