Rue20 Español/ Mequínez
Los triunfos de la selección de Marruecos en el Mundial de fútbol de Qatar 2022 fueron seguidos por multitudinarias celebraciones por parte de jóvenes y adolescentes de origen marroquí, en las Islas Baleares y en otras muchas ciudades de España.
«En esas celebraciones se reivindicaba una identidad, iba mucho más allá del fútbol. Era una respuesta a esa intolerancia que seguimos sufriendo como hijos de emigrantes marroquíes. También era una respuesta hacia esa Europa que siempre ha saqueado los recursos de África», explican Adel Boulharrak, Amal Derdabi y Ghizlane Lahriga, hijos de la inmigración marroquí en Mallorca.
Lamentan que la palabra «moro» no haya desaparecido del diccionario de muchos mallorquines. «La he escuchado siempre. Incluso dependiendo de la situación te dicen que te lo han dicho con cariño», indica Ghizlane Lahriga, señalando que, en su origen, este término no tenía el significado peyorativo que adquirió con el tiempo.
«Lo escuchas en conversaciones, es constante. Trabajo con chavales, que son el futuro de la sociedad, y es una palabra que está muy extendida», lamenta Amal Derdabi.
«Somos de aquí y de allí. Integrarnos no significa olvidar nuestra cultura», destacan.
«Antes casi todos éramos varones solos. Después empezaron a llegar mujeres y niños, y entonces empezamos a pensar en otras necesidades como asociarnos o abrir centros de culto. Nuestros hijos han nacido aquí;tienen otra manera de ver las cosas, y diferentes inquietudes y desafíos», dice Mustafa Boulharrak, presidente de la Asociación de Marroquíes en Baleares «Al Magreb», durante un coloquio celebrado la pasada semana para hablar de los «logros» conquistados por la primera generación y los «desafíos» que afronta la segunda generación.
El acto también sirvió para rendir un homenaje a Lhaj Mohamed Derdabi y a Jaime Bueno por su larga trayectoria «tendiendo puentes» entre la comunidad marroquí de Mallorca y la sociedad de la isla. Y para poner en valor la labor asociativa de «Al Magreb» durante todos estos años.
«Hace años me sorprendía cuando me alababan por hablar bien castellano y catalán pese a que son mis lenguas maternas. Yo me preguntaba si era especial o tenía superpoderes, pero es una dinámica que me agota. No avanzamos como sociedad si tengo que justificar por qué como mujer musulmana ayuno. No tengo la obligación de justificar cada paso que doy», dijo una joven nacida de padre marroquí y madre española
«Hay personas que ven más allá de nosotros y vosotros. No todo ha sido malo; hemos sufrido, pero también hemos sido felices. Y hay muchas personas que se alegran cuando por ejemplo hablo mallorquín», dice Adel Boulharrak.
Cabe señalar que este Coloquio, con un auditorio formado por marroquíes de primera y segunda generación, contó con la participación del Cónsul General de Marruecos en el archipiélago, según Diario de Mallorca.