Rue20 Español/ Casablanca
Lhaj Ahmed Ali
A pesar de que se necesita «muchísimo tiempo para descolonizar los cuerpos, las mentes, los lugares», como dice la escritora franco-marroquí Leila Slimani, el Marruecos de hoy no es él de ayer como repiten los responsables marroquíes en los últimos años. Una conclusión muy acertada, pero siempre con matices.
Esta conclusión la confirmó también Leila Slimani en una nueva entrevista concedida al diario español El País. No es ningún secreto que la abuela francesa de la novelista sufrió en el Marruecos del siglo pasado y sus descendientes marroquíes sufrieron en Francia. Esto siempre está presente en su obras.
La autora de ‘El país de los otros’, cuya segunda entrega, ‘Miradnos bailar’, se publica ahora en España, ha investigado el pasado de su familia y de su país natal en un periodo crucial: la descolonización, según escribió El País que la entrevistó en su nueva ciudad, Lisboa, tras su salida de Francia en busca de paz y tranquilidad.
Slimani (Rabat, 1981; ganadora del Premio Goncourt en 2016) afirmó que el Marruecos de su infancia no ha desaparecido, ya que las cosas buenas siguen en el tiempo. «Ese Marruecos aún está muy presente, aunque haya que imaginarlo. Cuando yo era niña, era un país rural, no había electricidad en el campo y había lugares donde a partir de las seis de la tarde la oscuridad era absoluta. La gente vivía a la luz de una vela. Eso hoy ha cambiado, pero muchas cosas se han mantenido en la cultura, la música y nuestra relación con la naturaleza. Tenemos una relación muy fuerte con la tierra», aseguró desde Portugal.
En plenas maniobras francesas para presionar a Marruecos que rechaza ser despreciado por el neo-colonialismo francés, Slimani subraya que la monarquía marroquí sabe, como las europeas, cohabitar con la democracia, afirmando que Marruecos avanza en todos los ámbitos. «Yo soy novelista, no politóloga, yo cuento historias. Pero tengo la sensación de que el país ha evolucionado, los derechos han evolucionado», confirmó.
«La gente (en Marruecos) es más consciente de sus libertades y tiene más ganas de defenderlas. Aún hay mucho camino por delante, especialmente en el plano de los derechos sexuales, de las mujeres, de los homosexuales y de las minorías. Pero, de forma general, no creo que democracia y monarquía sean cosas que no pueden ir de la mano. Por qué iba a ser así para Marruecos si no lo es para suecos o españoles’, concluyó la escritora que ya no se siente cómoda en Francia.