Rue20 Español/ Mequínez
Marruecos es un «destino de viajeros ilustres que buscan el esplendor del pasado en un país que conjuga maravillosamente sus tradiciones y rica cultura con los adelantos de la técnica y del modernismo», así empieza su artículo Andrés Hurtado, periodista, ecologista y fotógrafo colombiano, titulado «Marruecos y el encanto de las medinas» y publicado este jueves en el diario colombiano La Patria.
Andrés Hurtado destaca que las medinas son uno de los mayores encantos de Marruecos:
«Uno de los mayores encantos de Marruecos son las medinas. La más famosa, Patrimonio de la Humanidad, es la de Fez, que fue fundada el año 809 por la dinastía de los Idrisíes, la primera de las seis que han gobernado el país. Las otras son: almorávides, almohades, meriníes, saadíes y la actual de los alauitas, que regenta el rey Mohamed VI».
«La medina de Fez es la mayor del mundo, tiene 900 calles y es a la vez la vía peatonal más larga del mundo. Recorrerla es un placer para la vista y para los sentidos incluido el olfato por el olor ambiental de perfumes, de dátiles, de especias y de dulcería, todos productos típicos de Marruecos», agrega.
Sobre la ciudad de Marrakech, «perla del país, Patrimonio de la Humanidad», el fotógrafo colombiano subraya que «está llena de valiosos atractivos como la mezquita de Koutubia, las murallas y la celebrada plaza de Jemma-el Fna, entre otros».
«Ir a Marruecos y no visitar despacio esta plaza es como no haber visitado el país», explica.
«Allí llegan los beduinos del desierto a conversar y a vender sus artesanías y chucherías. En mi primer viaje un beduino vendía cajas de dientes. En la plaza se deben saborear los deliciosos jugos de naranja y los dátiles, que son los famosos frutos de las palmeras del desierto», prosigue.
Recuerda también que «Marrakech es la entrada al desierto y al fabuloso mundo de las 1000 kasbas. La carretera asciende y pasa por la Cordillera del Atlas, que atraviesa casi todo el país y cuyo pico más alto es el Toubkal (4.167 metros), pico que tiene nieve gran parte del año y en cuyos repliegues se encuentra bellísimos y románticos pueblos de montaña».
«La primera kasba que aparece es la de Ait Ben Addou. Es de absoluta belleza, la más espectacular de todas», añade.
«Invito a los lectores que busquen Ait Ben Addou en internet para que se extasíen ante la belleza monumental de la kasba. Es la primera que inicia una serie llamada LAS MIL KASBAS hasta el desierto del Sahara», apunta.
Entre las 1000 kasbas nombra «otras de particular tamaño y belleza: la de Telouet; la del pueblo de Tifoultoute; la de Ouarzazate llamada Taourirt; la de Tamdakth y la de Udayas que no se encuentra en esta ruta al desierto sino en la capital, Rabat».
«Marruecos y sus espectaculares paisajes de desierto han sido sede de numerosas películas y algunas de las más grandes producciones del cine han sido filmadas aquí», concluye.