Rue20 Español/ Larache
María Antonia Trujillo*
Una de las prioridades de la política exterior tanto para España como para Marruecos es la relación bilateral entre ambos. Pese a los altibajos producidos a lo largo del tiempo, ambos países han institucionalizado esas relaciones de tal modo que incluso en situaciones de crisis se ha seguido colaborando.
Tan es así que a pesar de que las dos últimas RAN aparecen lejanas en el tiempo (Rabat, octubre de 2012 y Madrid, junio de 2015) y a pesar de que también se rompieron las relaciones como consecuencia de la acogida en España del líder del Frente Polisario, Marruecos y España han seguido trabajando juntos.
Eso lo he vivido, al menos en el ámbito educativo, en plena crisis y siendo consejera de educación de la embajada de España en Marruecos.
No obstante, se han perdido muchas oportunidades durante este tiempo. Por eso, la reunión de alto nivel de principios de febrero no debería ser una RAN más.
Confío que esta reunión se desarrolle en un clima de verdadera amistad, confianza y mutuo respeto y que sobre esa reunión gubernamental se proyecte la relación fraternal que siempre ha existido entre las dos monarquías con Su Majestad el Rey Mohammed VI y Su Majestad el Rey Felipe VI actualmente y antes con Su Majestad el Rey Juan Carlos I.
También espero que en esta reunión se adopten iniciativas conjuntas novedosas que forlalezcan la relación bilateral, enriquezcan la asociación económica e impliquen a la sociedad civil como modelo de diplomacia paralela.
A los acuerdos habituales en diversas materias que se adoptan en este tipo de reuniones habría que añadir otros novedosos que miren al futuro y que siempre están sobre la mesa y sobre los que avanzamos a duras penas. Me refiero a las zonas de Ceuta y Melilla, el espacio aéreo sobre el Sahara y a la delimitación de las aguas territoriales. A esto sumaría que el foro económico empresarial que se va a celebrar debería estar dedicado a fomentar por España la atracción de inversiones españolas directas en las regiones del sur (Dakhla, concretamente) tras el reconocimiento de la marroquinidad del Sahara.
Sólo quiero mencionar dos cuestiones más: Por un lado, debido a que ambos países estamos en una zona geográfica muy importante, tenemos que asumir y rentabilizar que el futuro de ambos países se construye en el ámbito hispano-marroquí, tanto en las relaciones con la Unión Europea, como con Iberoamérica como con el continente africano. España y Marruecos somos un referente y tenemos influencia sobre nuestras respectivas zonas. España, en Europa y en Iberoamérica, y Marruecos en el Magreb y también en el resto de África.
En esta reunión debe quedar constancia del apoyo de España a Marruecos en el ámbito de la Unión Europea, incluido, obviamente, el Parlamento Europeo, reconociendo el modelo democrático marroquí de respeto a los derechos humanos y al Estado de derecho que ha avanzado de forma impensable en la nueva era del Rey Mohamed VI e influyendo en el ámbito de la UE en la defensa del régimen constitucional marroquí.
Por otro lado, la RAN debe servir para fortalecer los programas de investigación científica y de colaboración entre universidades (la movilidad de profesores-investigadores, investigadores y estudiantes de ambos países resolviendo el problema del NIE para los estudiantes marroquíes en España), crear universidades españolas y firmar el acuerdo previsto hace dos años para la apertura de la UNED en Marruecos), la cooperación entre los sistemas educativos marroquí y español con las secciones bilingües y el establecimiento de los colegios privados españoles en Marruecos. Tampoco se puede olvidar la necesidad imperiosa de salvaguardar el patrimonio español en Marruecos que presenta un estado calamitoso en muchas ciudades como es el caso de Larache, donde resido.
Deseo mucho éxito a los dos Reinos y confío en la fortaleza de estas relaciones que unen no sólo a dos países sino a dos pueblos.
*Ex ministra y ex consejera de educación de la embajada de España en Rabat
