Rue20 Español / Rabat
Lhaj Ahmed Ali
Los mandatarios de Argelia dicen una cosa y hacen lo contrario. Usan un lenguaje en sus comparecencias oficiales ante los medios de comunicación, pero en la sombra o hasta ante el público sus ministros y funcionarios siembran las amenazas, el chantaje y el odio.
Argelia ya tiene su estilo: amenazar y ver si sale la cosa, y si no sale, cambia la estrategia. Pero en general, esta táctica no funciona ni surte el efecto esperado.
Las amenazas absurdas de Argelia nunca han dado su efecto. Los días demuestran cuánto se equivocó el régimen argelino. Las amenazas argelinas a Francia han sido contraproducentes. Y luego los mandatarios argelinos se reconciliaron con Francia sin obtener nada a cambio. Tras Francia, Argelia amenazó y presionó a España. Ayer amenazó a la prensa mauritana. Son puros tiros al vacío. Ahora el régimen militar ha vuelto a amenazar a Arabia Saudí.
En el pasado mes de diciembre, el presidente argelino, Abdelmadjid Tebboune, dijo en una entrevista concedida a los medios de comunicación que Argelia busca convivir pacíficamente con los países de la región y ayudar a los necesitados.
Tebboune afirmó también que las relaciones bilaterales entre Argelia y Arabia Saudí son «muy buenas», señalando que el príncipe heredero saudí, Mohamed bin Salman, estaba previsto que visitase Argelia antes de la Cumbre Árabe. Terminó la Cumbre hace semanas, pero Bin Salman sigue sin aterrizar en Argelia.
Pero las declaraciones hostiles del ministro de Industria Farmacéutica de Argelia, Ali Aoun, al amenar, durante una reunión con responsables de la empresa saudí «Tabuk» ayer, a una empresa líder en la industria farmacéutica, [con expulsar a la empresa por utilizar el mapa natural y completo de Marruecos en sus carteles, llamando a los responsables de la empresa a cambiar inmediatamente el mapa o no seguir trabajando con ellos], reflejan la verdadera cara del régimen argelino.
«Tenéis que modificar rápidamente el mapa. Estáis aquí en Argelia y ya conocéis la posición de Argelia con respecto a la cuestión del Sáhara», dijo el ministro argelino a los responsables de la compañía saudita «Tabuk», en un tono amenazante.
Las palabras del ministro son una clara injerencia en las decisiones soberanas del Reino de Arabia Saudí. El ministro argelino no puede dar órdenes ni instrucciones a los saudíes. Es una falta de respeto a los saudíes.
La alianza estratégica entre Marruecos y Arabia molesta a Argelia. El respaldo incondicional de Arabia Saudí a la integridad territorial y soberanía marroquí sobre el Sáhara saca de quicio a los generales argelinos.
La buena sintonía entre Marruecos y los saudíes se refleja en la visita de la delegación comercial saudí presidida por el ministro de comercio, Majid Bin Abdellah Elkassbi, el año saliente. En esas participaron 60 empresas saudíes. Todo eso duele a los generales argelinos.