Rue20 Español/Fez
Mustafa Akalay Nasser*
Es un inmenso honor recibir hoy martes 22 de noviembre en el seno de nuestra universidad privada de Fez al presidente José Luis Rodríguez Zapatero para pronunciar la lección inaugural del curso universitario 2022-2023.
Junto con un brillante currículum académico-profesional, permítanme que en este caso entronque toda su actividad profesional dentro del trabajo de un servidor público. Necesitamos su palabra que nos recuerda que cada hombre es el territorio de la batalla de las ideas; que con el pensamiento de cada ser se construye el futuro de la humanidad. Nadie mejor que él, pues para dar la conferencia titulada: Diálogo y cooperación como imperativo político.
Quisiera retomar enseguida lo que me parece ser la característica más llamativa del presidente José Luis Rodríguez Zapatero, la característica más central: Su lucha por la libertad y el respeto de seres humanos, por la igualdad, por discusiones amplias y libres (El diálogo), en fin, la lucha por la democracia.
Una personalidad destacada, un verdadero servidor de lo público, en el sentido estricto y honorable de la expresión, donde el esfuerzo y la dedicación de un político contribuyen a mejorar el bienestar de sus conciudadanos.
El presidente José Luis Rodríguez Zapatero nunca ha dejado durante sus dos mandatos de ampliar los derechos civiles y sociales de sus compatriotas. Y que, a través de sus aportaciones como profesor de derecho constitucional en la universidad de León, ha trabajado por la promoción, y en ocasiones la defensa, de los valores compartidos por los miembros de la comunidad universitaria.
Quisiera también destacar su faceta de lector voraz, prologuista y consumado ensayista, ya que es autor de “No hay que traicionar a Borges”, libro publicado en 2021.
Con este ensayo publicado por ediciones Huso y cumbres comparece ante las lectoras y lectores como relector de su escritor predilecto Jorge Luis Borges, en tal condición y no en ninguna otra, como uno de ellos. Lo hace para mostrar su lealtad borgiana, para no traicionar a Borges.
“Trato, pues, de compartir el deleite borgeano. Mis páginas son páginas con Borges, para suscitar y acaso provocar sensaciones similares a las mías, solo interrumpidas por mis acotaciones que, de manera más arbitraria que sistemática, deseo dejar como testimonio.”
Su extraordinaria apertura a los demás y su sentido de la acogida, que se refleja en su quehacer diario por un verdadero culto al diálogo, la amistad de los pueblos y por la hermandad hispano-marroquí, coreada hace más de un siglo, por el escritor Yeclano miembro de la generación del 98 Azorín que en su obra: “El paisaje de España visto por los españoles” escribía “Se escucha a lo lejos la melodía de un canto popular. ¿África? ¿España? El porvenir de Europa está en África; los más próximos hermanos de los españoles están pasando el Estrecho, aquende el Atlas”. Es la tercera España transfretana o la España más allá del estrecho.
Allá y a comienzos de este siglo, el también escritor canario D. Benito Pérez Galdós, subrayaba en su Aita Tettauen: “Y es que el moro y el español son más hermanos de lo que parece. Quiten un poco de religión, quiten otro poco de lengua, y el parentesco y aire de familia saltan a los ojos. Qué es el moro más que un español mahometano y cuantos españoles vemos que son moros con disfraz de cristianos”.
Miguel Asín Palacios habló de un islam cristianizado, libro donde trató las conexiones existentes entre el misticismo islámico, o sufismo, y el cristiano, llegando a la conclusión de que existe una relación muy profunda entre ambos. Los místicos musulmanes cristianizaron el islam, dado que lo enriquecieron con ideas de Jesús y llegaron a poner en boca de Mahoma frases de los evangelios que el profeta nunca pronunció. Por otra parte, Asín Palacios demuestra en esta obra emblemática El islam Cristianizado, estudio del sufismo a través de las obras de Aben arabí de Murcia: la gran influencia de los místicos sufíes en los grandes místicos españoles, como Santa Teresa de Jesús y San Juan de la Cruz. Incluso defiende la idea de que estas influencias e intercambios entre los dos misticismos no se dan solo en cuestiones de forma o literarias, sino también en lo relativo a las ideas; una cuestión de reciprocidad entre las dos culturas monoteístas. Estamos ante una obra, por tanto, de especial interés en la que se desvela la importancia de la aportación árabe a la cultura española, tanto en la poesía, la novela, la filosofía como en la propia visión del mundo, y escrita, además, con extraordinario rigor.
Vamos a hacer caso a estos tres prosistas, recuperar nuestra hermandad hispano – marroquí de antaño de la época de Al – Ándalus, estrechar el estrecho que separa las dos orillas, tendiendo un puente en esa calle del agua, dialogando y limando las diferencias, ahondando más en los asuntos que nos unen y dejando de lado las heridas que ahuyentan cualquier intento de acercamiento.
Hasta el origen del himno actual español se atribuye a un presunto autor andalusí llamado Ibn Bayya; un pensador, médico, músico y poeta, concretamente conocido como Avempace, la recopilación e incrustación de la citada pieza en la ‘nuba’, precediendo a las estrofas cantadas, “por eso nunca tuvo letra” el himno de España. Se trata de un preludio musical o introducción del repertorio andalusí actual marroquí “Al Ala”.
“Soy de oriente y también de occidente, soy como todos los mediterráneos, heredero de numerosas civilizaciones antiguas, egipcia, mesopotámica, fenicia, púnica, hebraica, helénica, romana, bizantina, cristiana, islámica y muchas otras, y al igual que todos mis compañeros me alimento cada día de los frutos culturales de África, de Europa, de Asia y de América. Todos somos hijos de una extraordinaria mezcla cultural que se viene construyendo desde milenios…Yo no tengo tribu. O más bien tengo varias que a veces se destrozan entre ellas. Pero reivindico mi pertenencia a cada una de ellas. Mi profunda convicción es que todo hombre es un lugar de reencuentro entre varias culturas, varias creencias, varias patrias, y que su derecho, su deber y honor reivindicarlas todas.
Con la cabeza alta y la mirada puesta en el futuro común de la humanidad; pues todos estamos embarcados en la misma aventura humana del universo. Nuestros únicos verdaderos enemigos se llaman la enfermedad, la muerte, la miseria, la ignorancia, y el porvenir no está escrito en ninguna parte, será el que nosotros hagamos” (Dixit Amin Maalouf.)
Según el escritor marroquí, premio Goncourt Tahar Benjelloun: “No hay choque de civilizaciones, porque las culturas están ínterpenetradas unas en otras. Viajan. Lo que hay es choque de ignorancias, y ahí es donde actúa el terrorismo salvajemente, que ha convertido el instinto de vida en instinto de muerte: la inmolación”.
El poeta del exilio, Khalil Gibran, escribió hace décadas: «La tierra es mi patria, la humanidad, mi familia».
Que haya paz y no más crisis entre los países y que cunda el amor entre los pueblos hermanos: España y Marruecos. Pero que cunda el amor entre personas y no el odio como nos los recomendó Asheikh al Akbar hace más de 800 años el sufí Mohyidin Ibn el Arabi Al Mursi “El Murciano” en su poema u oda “Mi religión es el amor”:
Solo profeso una religión y es la del amor.
Y voy donde me lleve su cabalgadura.
“Hubo un tiempo,
en el que rechazaba a mi prójimo
si su fe no era la mía.
Ahora mi corazón es capaz
de adoptar todas las formas:
es un prado para las gacelas
y un claustro para los monjes cristianos,
templo para los ídolos
y la Kaaba para los peregrinos,
es recipiente para las tablas de la Torá
y los versos del Corán.
Porque mi religión es el amor.
Da igual,
a dónde vaya la caravana del amor,
su camino es la senda de mi fe.”
Mustafa Akalay Nasser. Director de L’Esmab de la universidad privada de Fez