Rue20 Español/ Rabat
El 29 de junio de 1994, Saeed Al-Owairán paró el tiempo en el RFK Memorial Stadium de Washington. Bélgica, su víctima, vio como un jugador desconocido, un tanto desgarbado, entraba en la historia de su país con una cabalgada impresionante que acabó con el gol de la victoria (0-1) de Arabia Saudí sobre el combinado que entonces dirigía Paul Van Himst.
La diana de Owairán fue una de los mejores del Mundial de Estados Unidos 1994 y sirvió a su selección para firmar un histórico pase a los octavos de final. Desde entonces, tras aquel 0-1 a Bélgica, el cuadro árabe desapareció de los focos pese a jugar otras cuatro Copas del Mundo (Francia 1998, Corea y Japón 2002, Alemania 2006 y Rusia 2018).
Arabia Saudí nunca alcanzó de nuevo a los octavos de final. Sólo ganó uno de los doce partidos que disputó -a Egipto en Rusia 2018- y apenas firmó seis tantos, una media de medio gol por duelo. Son números muy pobres para un equipo cuya figura, Salem Al-Dawsari, representa la esperanza de un país que sueña con vivir un instante, por lo menos uno, como el que protagonizó Al-Owairán hace la friolera de 28 años.
Al-Dawsari es uno de los pocos elegidos que sabe lo que es marcar en las tres últimas décadas un gol para Arabia Saudí en un Mundial. Lo hizo con un voleón que sufrió Egipto y que cerró una victoria (2-1) en la última jornada de la fase de grupos que no sirvió para nada más que para romper una racha de 24 años sin ganar en la Copa del Mundo.
Ahora, Al-Dawsari tiene la responsabilidad de erigirse como la figura de una selección que tiene escasas posibilidades de acceder a los octavos de final. Arabia Saudí, que se estrenará este martes ante Argentina, tiene otros dos equipos superiores con los que lidiar: Polonia y México.
Peor lo tuvo la Arabia Saudí de 1994, que consiguió sobrevivir a un grupo con los Países Bajos, Bélgica y Marruecos. Antes del inicio del torneo, era la selección destinada a ser última, pero el destino reservó una sorpresa al cuadro que entonces dirigía el argentino Jorge Solari.
El tanto de Owairán colocó a Arabia Saudí a las puertas de un mundo desconocido, el de los octavos de final, que cerró de un portazo Suecia con una victoria contundente (1-3). Al-Dawsari, un hombre club (Al-Hilal) del que sólo salió para vivir una aventura fugaz en el Villarreal, tiene la mirada de todo un país puesta sobre su figura.
La volea con la que derrotó a Egipto marcó un pequeño hito en la historia de Arabia Saudí. Un hito menor, el de conformarse con una victoria tras más de dos décadas sin celebrar nada. Y es que, el anterior duelo que ganó Arabia Saudí en 1994, se cimentó con una cabalgada que acabó en un tanto histórico ante una selección de postín.
La firmó Owairán, cuya sombra todavía es demasiado alargada y ahora, Al-Dawsari, a sus 31 años, se encuentra ante la última oportunidad de acabar con la nostalgia que representa una diana mítica en su país. Y lo sabe: «Todas las aspiraciones de un país están sobre tus hombros y eso es una gran responsabilidad», dijo desde la concentración de Arabia Saudí. Frente a Argentina, tendrá la primera oportunidad de desterrar un tanto irrepetible y escribir su propia historia.EFE