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sábado, noviembre 23, 2024

El Sáhara marroqui y el nuevo discurso de realismo en el Consejo de Seguridad 

 

 

Rue20 Español/ Rabat

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Mohamed Benabdelkader

 

No cabe la duda de que el discurso es la manifestación más evidente de la práctica diplomática, en este sentido los organismos internacionales forman parte de estos aparatos político-administrativos acostumbrados a producir multitud de textos.

 

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La referencia más directamente asociada con esta noción de organización internacional se refiere a la realidad institucional del sistema de la ONU, con sus órganos y sus numerosas agencias satelitales.

 

Estos textos, pertenecientes a la categoría de discursos institucionales forman un casi tipo -ideal de discurso político fuertemente constreñido por un conocido ritual de producción, y que convendría analizarlo detenidamente como representación de sentido en las relaciones internacionales

 

En el mismo contexto y para poder comprender mejor cómo el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas ha estado tratando la cuestión del Sáhara marroquí desde el comienzo de este conflicto artificial, es necesario optar por un análisis semántico lexical el discurso del órgano decisorio más alto e importante de las Naciones Unidas, lo que nos permite identificar los puntos de ruptura que se producen en la sucesión de las numerosas resoluciones dedicadas a este conflicto geopolítico.

 

Quizás los elementos constitutivos del discurso del Consejo de Seguridad sobre el conflicto del Sáhara no fueron bastantemente analizados en su totalidad, vale la pena por lo tanto desincriptarlos desde la perspectiva de las estrategias discursivas y su importancia en el surgimiento y cambio de prácticas normativas en la resolución pacífica de conflictos.

 

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En la larga serie de resoluciones del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas sobre la cuestión del Sáhara marroquí, la resolución 2654 del 27 de octubre de 2022 es sin duda un nuevo punto de inflexión.

 

Si bien el Consejo de Seguridad se ha contentado durante años con preservar el statu quo renovando periódicamente el mandato de la MINURSO, en su última resolución defiende claramente el proceso de las mesas redondas como única solución realista al conflicto, lo que significa que Argelia, que había anunciado su negativa a participar, está fuertemente instada a inscribirse en la lógica de esta solución política.

 

En este sentido «El proceso político» constituye una expresión clave en el texto de la resolución propuesta por Estados Unidos a los miembros del Consejo de Seguridad. De hecho, al tiempo que la resolución saluda el nombramiento de Staffan de Mistura, el nuevo enviado personal de Antonio Guterres, la resolución lo exhortó a “una reanudación constructiva del proceso político”, basándose en los progresos realizados por su predecesor.

 

Así pues, el mensaje está claro, mientras que Argelia sigue jugando la carta del derecho internacional e insiste en la tesis de autodeterminación, el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, subraya que es necesario llegar a una “solución política realista, pragmática, duradera y mutuamente aceptable”, en este contexto conviene apuntar que al igual que las resoluciones anteriores del Consejo de Seguridad, no se hace mención a un referéndum de autodeterminación.

 

Esta opción fue definitivamente enterrada por la comunidad internacional que acabó dándose cuenta de la inaplicabilidad de este mecanismo técnico.

 

Hoy es el espíritu de realismo, compromiso y pragmatismo el que prevalece en el lenguaje del Consejo de Seguridad de la ONU, el que favorece la construcción discursiva de la “solución política” confirmada por la nueva resolución 2654.

 

Es bastante evidente que la referencia al realismo en esta resolución como en las anteriores, es más bien una especie de percepción implícita de la iniciativa del Reino de Marruecos para resolver el diferendo del Sáhara, lo que significa que la única solución posible y realista, es sin duda una verdadera autonomía bajo soberanía marroquí, y que la creación de un nuevo Estado en la zona no es en absoluto una opción realista, ni para resolver el conflicto ni para mantener la paz.

 

Pero ¿qué es lo que dice exactamente el discurso diplomático en nombre del realismo? ¿Cuáles son los usos comunicativos de esta palabra? y ¿cuáles son en particular sus usos en la retórica del Consejo de Seguridad?

 

Muy brevemente, podemos decir que en el concepto de realismo político (realpolitik), se percibe al político realista como un actor que trata la realidad social tal como es y no como él quisiera que fuera, el que obra con los pies en la tierra, que sabe que el hombre no tiene alas, que se mueve en lo que es real y no en el imaginario.

 

Desde este punto de vista, la característica esencial de una iniciativa realista en política internacional es la que tiene siempre presente la realidad, lo posible, lo objetivo y lo concreto, y por consecuente la proposición de una solución política calificada de realista a este conflicto artificial, es la que expresa la visión y la voluntad de un actor político que tiene los pies bien puestos en la tierra, que se siente motivado por una obligación de resultados inmediatos en términos de paz y estabilidad, que despliegue toda su capacidad para ver más allá de las apariencias engañosas y las ideologías baratas, que se esfuerza por sacar a luz las verdaderas motivaciones de los diversos actores.

 

El realismo en la retórica del Consejo de Seguridad es, pues, la solución a un problema que sólo se planteó y se complicó por falta de análisis suficiente, pero también por efecto de ilusiones que engañan y ocultan la realidad como es el caso de aquellos que se nutren de fantasías y se empeñan en seguir soñando con volver a las tesis separatistas ampliamente ilusorias.

 

Cuando el Consejo de Seguridad califica la iniciativa marroquí de realista, es porque en la realidad, la autonomía negociada permitió la resolución, en pleno cumplimiento de la legalidad internacional, de varias situaciones de conflicto en el mundo, con respeto a la integridad territorio de los Estados y el respeto de las características específicas de las regiones de que se trate.

 

Reafirmando el carácter serio y creíble de la iniciativa marroquí, el Consejo de Seguridad reconoce la perfecta compatibilidad de esta iniciativa con la realidad, puesto que la práctica internacional sobre la autonomía está claramente respaldada por un amplio corpus de derecho internacional que confirma su legalidad jurídica y su conveniencia política y realista como solución de compromiso, entre las opciones de integración e independencia, además de que la solución autonómica es la forma más moderna y democrática de autodeterminación, permite un acuerdo de compromiso en el que todos ganan, preserva la unidad y soberanía de los Estados, constitucionalizando e institucionalizando los derechos de poblaciones interesadas a gestionarse democráticamente, con pleno respeto de sus derechos humanos y sus especificidades culturales, lingüísticas.

 

Para concluir podemos deducir que la retórica de realismo en el discurso del Consejo de Seguridad en lo que se refiere a la cuestión del Sáhara marroquí, está estructurada alrededor de unas representaciones de sentido que ilustran la “solución política” buscada, y que encuentran su expresión en exigencias de pragmatismo, seriedad, espíritu constructivo y consensual. Exigencias establecidas en forma de recomendaciones, pero que se han convertido con el tiempo en elementos decisivos e irreversibles en la búsqueda de una solución política realista a este conflicto artificial sobre el Sáhara marroquí.

 

Exministro de Justicia marroquí y dirigente socialista

 

 

 

 

 

 

 

 

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