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La resolución 2654 sobre la cuestión del Sáhara marroquí que acaba de votar el Consejo de Seguridad de la ONU es sin duda una consagración del enfoque marroquí, afirma el politólogo Mustapha Tossa.
Este enfoque «consiste en proponer la solución de la autonomía como salida de la crisis, a través de mesas redondas en las que participan todos los interlocutores de este diferendo regional, Argelia a la cabeza», subraya Tossa en un análisis titulado «Autonomía confirmada, Argelia parte interesada», publicado el viernes en el sitio «Atlasinfo.fr».
Según el politólogo, «es una victoria marroquí desde el momento en que el Consejo de Seguridad adopta el léxico diplomático marroquí, lo que hace que una solución de compromiso negociada bajo soberanía marroquí sea la única vía de reflexión y acción en este conflicto». Elimina de su semiología política cualquier referencia al referéndum de autodeterminación».
El logro político marroquí, señala, fue «conseguir que los conceptos que la propaganda argelina utilizaba como armas de presión e intimidación quedaran obsoletos, inoperantes, impertinentes e incluso inaudibles».
A fin de cuentas, y teniendo en cuenta el número y el peso de los reconocimientos y la apertura de las sedes diplomáticas en Dajla y Laayún, Marruecos ya ha ganado la batalla diplomática, dijo Tossa, añadiendo que «le queda por fijar en piedra internacional esta percepción del conflicto, cuyo resultado sólo puede conducir a la consolidación de su soberanía sobre el Sáhara».
Según él, entre los otros puntos positivos de esta resolución se encuentra la insistencia casi mecánica en implicar a Argelia en cualquier solución de este conflicto, señalando que »la estrategia argelina ha sido siempre la de negar ser parte interesada en este conflicto, intentando presentar a la opinión internacional la cuestión del Sáhara como la de un pueblo que quiere liberarse de la dominación marroquí».
«Mientras que en realidad, este separatismo saharaui sólo existe por la voluntad militar argelina. Argel pone a disposición del polisario su aparato diplomático, sus recursos militares y lo coloca en posición de constituir una amenaza permanente para la estabilidad y la unidad territorial de Marruecos y de toda la región», continuó.
El otro punto positivo para Marruecos de esta resolución y potencialmente vinculante para Argelia es la voluntad de las Naciones Unidas de hacer un enfoque estadístico con fines humanitarios en los campamentos de Tinduf, precisó, señalando que este enfoque puede resultar ser «un golpe en el hormiguero» que revelaría todas las maniobras y abusos y otros desvíos de la ayuda humanitaria internacional a los refugiados en los campamentos.
Además de arrojar una dura luz sobre los residentes de estos campamentos y sus turbias identidades, Stafan Di Mistura también tratará de desmantelar los mecanismos de corrupción que rodean esta ayuda internacional, subraya.
«Marruecos tiene razón al felicitarse de esta resolución y del ambiente político internacional que crea en torno a este conflicto. La comunidad internacional está más cerca de reconocer la soberanía marroquí sobre el Sáhara que cualquier otra opción defendida por Argelia. Así, está cosechando años de trabajo diplomático para convencer a los países reticentes de la viabilidad de sus opciones», argumenta.
El año adicional concedido a la Minurso, además de garantizar un alto el fuego entre Marruecos y los separatistas del polisario, auspiciado por Argelia, permitirá sin duda a Stafan Di Mistura intentar convencer tanto al polisario como al régimen argelino de que no hay mejor solución que la autonomía propuesta por Marruecos, señaló el politólogo.
«Un año más en el que la diplomacia marroquí continuará su labor de persuasión y seducción que hace que su propuesta de autonomía sea tan atractiva para la comunidad internacional», concluyó Tossa.