Rue20 Español/Rabat
Sergi Escudero
Los aficionados azulgranas dieron a Xavi Hernández la noche mágica que deseó en la previa alentando a su equipo desde tres horas antes del partido hasta el pitido final del árbitro, pero sus jugadores no estuvieron a la altura y empataron 3-3 ante el Inter de Milán y así se complicaron mucho su futuro en la Liga de Campeones.
De nada sirvió que en el feudo azulgrana, que se llenó con 92.302 espectadores, hubiera un ambiente que hacía mucho tiempo que no se vivía. Aunque normalmente estas veladas europeas del «todo o nada» acostumbran a llegar en primavera, cuando se disputan los cruces, dos malos resultados en Múnich y en Milán llevaron al Barça a un ultimátum en octubre que acabó en drama.
Y eso que la noche prometía alegrías. El gol de Ousmane Dembélé en el minuto 40 desató la euforia entre una afición ‘culer’ que no dejó de animar ni en los momentos más dudosos del primer tiempo para el Barça, que ya había visto cómo Edin Dzeko estrellaba un balón en el larguero y después en la línea de gol en el 16.
La celebración del tanto del francés fue una demostración de la liberación que supuso para el Barça superar a un André Onana que hasta entonces se había dedicado a perder tiempo. Dembélé no paró de correr, como si alguien le persiguiera, hasta que se fundió en un abrazo con los integrantes del banquillo, que saltaron al completo. Y las gradas se bañaron de más abrazos.
El primer jarro de agua fría llegó nada más empezar el segundo tiempo, cuando Nicolò Barella aprovechó un error defensivo de Gerard Piqué para empatar el partido. Al Barça le entraron las prisas, aparecieron las imprecisiones y la afición se empezó a impacientar. Por si fuera poco, Lautaro Martínez puso un doloroso 1-2 en el minuto 63.
Pero la magia no se había ido. Y Robert Lewandowski descubrió dónde estaba en el minuto 82. El empate a dos encendió otra vez a la grada. Quedaba tiempo para el milagro. Pero el Barça no lo aprovechó a pesar de que Lewandowski volvió a igualar otro tanto del Inter, en este caso de Gosens. Y ahora el futuro en Europa es oscuro.
Antes del encuentro, la grada de animación del Barça fue la encargada de citar al global de la afición azulgrana en la avenida Joan XXIII a las 18h CET para convertir en una fiesta la espera y allí recibir al autocar que llevó a los jugadores y al cuerpo técnico desde el cercano hotel Hilton hasta el Camp Nou.
La respuesta fue masiva. Una multitud de aficionados se acercó al lugar con banderas, bufandas y material pirotécnico, creando un clima de final previo al partido que no se vivía desde eliminatorias pretéritas como la histórica remontada al Paris Saint-Germain del 2017 o, yendo más lejos, la eliminatoria ante el mismo Inter de Milán del 2010.
Precisamente, la grada de animación entró toda junta dentro del estadio a falta de 20 minutos para el inicio del duelo, mientras los jugadores del Barça aún calentaban, cantando la famosa canción ‘Un dia de partit’ (Un dia de partido). Más tarde acabaron entonando ‘a capela’ junto al resto del Camp Nou la segunda parte del himno ‘culer’ cuando los jugadores saltaron al terreno de juego.
Y, acto seguido, hubo una pitada masiva al himno de la ‘Champions’, algo que suele ser habitual en el feudo azulgrana pero que se vivió más intensamente esta vez a causa del polémico arbitraje de la semana pasada en la derrota ante el Inter de Milán (1-0) en el Giusseppe Meazza.
Paralelamente, durante los prolegómenos del encuentro hubo más colas de las habituales para entrar al Camp Nou a causa de que el club endureció las medidas de seguridad. Así, tan solo pudieron acceder al estadio los poseedores de las entradas nominales y los abonos (por lo que se solicitaron los DNI), y no pudo exhibirse simbología del Inter en la zona de aficionados locales. EFE