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El Instituto Brasileño de Geografía y Estadística (IBGE) inició un censo en las quilombolas, como se llaman a las barriadas y poblados en las que habitan descendientes de los antiguos esclavos africanos, para contabilizar a la población existente y permitir un acercamiento estadístico a sus problemáticas actuales.
En 2010, posterior al último censo nacional de Brasil, el organismo incluyó a las comunidades que habitan en las quilombolas en el registro de etnias lo que permitió la elaboración de un nuevo cuestionario que las visibilice.
Sin embargo, por la pandemia de Covid-19 en 2020 no se pudo realizar el censo y recién en junio del corriente año comenzó a realizarse el perfilamiento poblacional, con la novedad de la inclusión de las quilombolas por primera vez en la historia.
«Este es el primer censo en el que el IBGE podrá ofrecer a la sociedad estadísticas oficiales sobre cuántos quilombolas hay, dónde viven y cómo viven. Es muy importante que la propia población quilombola esté preparada y sepa que el censo trae por primera vez esta posibilidad», explicó la coordinadora del Censo de Pueblos y Comunidades Tradicionales, Marta Antunes, cuando se presentó el nuevo cuestionario.
En total 5.972 barriadas y localidades serán censadas bajo esta categoría.
Las quilombolas son barrios aislados o pueblos de regiones que quedaron formadas de las antiguas comunidades integradas por personas esclavizadas que huyeron en la época en la que ese régimen estaba legalmente aceptado en Brasil.
“Necesitamos hacer todo esto de la manera menos invasiva posible. Y por eso buscamos líderes. Ellos actúan como socios que ayudan a abrir puertas y también nos guían por el territorio para que podamos entrevistar a todos los residentes”, contó Isabela Nery Lima, economista y censista del IBGE.
La joven enfatizó que es necesario respetar la temporalidad de estas comunidades, que muchas veces requiere más de una visita.
También señaló otros obstáculos, como la ausencia de los vecinos en el momento de la entrevista y la imposibilidad de contactarlos o la dificultad de marcar en el sistema casas ubicadas en lugares donde la señal del GPS es deficiente.
Por su parte, José Emílio Cordeiro, de 53 años, es el presidente de la Asociación de Población Tradicional y Quilombola da Pedra Bonita, que está ubicada en el Parque Nacional de Tijuca, en Río de Janeiro, fue uno de los primeros en participar del censo y subrayó que uno de los desafíos para quienes viven en medio de la selva es el acceso restringido a la electricidad, lo que impide a las familias tener, por ejemplo, un refrigerador.
También resaltó que los niños tienen dificultades para llegar a la escuela, a pesar de las mejoras con el tiempo.
