Rue20 Español/Rabat
Ante la 4ª Comisión de la Asamblea General de la ONU en Nueva York, peticionarios saharauis se pronunciaron, el lunes, contra la persistencia de Argelia en obstaculizar los esfuerzos de las Naciones Unidas y perpetuar el conflicto sobre el Sáhara marroquí para servir a sus propias agendas en la región.
En su intervención, Bahi Larbi, antiguo miembro del grupo separatista «polisario» y presidente del Centro de Estudios Políticos y Estratégicos para la Paz, subrayó que el país anfitrión de los campamentos de Tinduf intenta prolongar el diferendo regional sobre el Sáhara boicoteando el proceso de las mesas redondas consagrado por el Consejo de Seguridad, y violando el acuerdo de alto el fuego después de que Marruecos rechazara categóricamente la partición del Sáhara propuesta por Argelia.
También señaló que el país anfitrión está alterando los componentes demográficos de los campamentos de Tinduf mediante el asentamiento de poblaciones procedentes de las regiones vecinas, en un intento de enmascarar la realidad y servir a sus propias agendas, y añadió que en estos campamentos, el grupo separatista armado «polisario» somete a las poblaciones secuestradas a flagrantes violaciones de sus derechos con la bendición y el apoyo de su mentor en Argel.
Contando el calvario que sufrió a manos de los torturadores en los campamentos de Tinduf, M’Rabih Ahmed Mahmoud Adda, uno de los fundadores de la asociación Assomoud, que pretende reivindicar el derecho a la libertad de expresión y de circulación, así, como las condiciones de vida dignas para la población secuestrada en Tinduf, señaló, a su vez, «las violaciones sistemáticas a las que se dedican los dirigentes de la banda criminal del Polisario como única forma de mantener su puesto con el apoyo del país anfitrión».
Respondiendo a los que se presentan como «defensores de los saharauis», Adda dijo que estos «militantes a sueldo no se avergüenzan de hacerse selfies con los criminales del «Polisario» perseguidos por genocidio, violación, secuestro y asesinato, entre otros crímenes contra la humanidad».
En la misma línea se expresó Mohamed Dabda, presidente del Rotary International Club de Bojador, quien advirtió de la situación al margen del derecho que se vive en los campamentos de Tinduf, donde «cualquier forma de actividad civil está inhibida por los dirigentes del movimiento separatista», señalando que sólo se permiten las organizaciones que están al servicio de la desastrosa agenda política del «polisario» y sus patrocinadores.
En este contexto, llamó a la 4ª Comisión de la Asamblea General de la ONU que haga que el país anfitrión, Argelia, permita a los saharauis secuestrados en los campamentos de la vergüenza ejercer sus derechos fundamentales de acuerdo con la Convención de Ginebra, autorizando su censo y registro.
Por su parte, Mohamed Ahmed Gain, presidente del Instituto Africano para la Consolidación de la Paz y la Transformación de Conflictos, señaló que el «Polisario» fue el primer grupo armado que se infiltró en la región del Sahel y del Sáhara a mediados de la década de 1970, en un momento en que los países del Sahel gozaban de cierta estabilidad y paz.
«Este grupo separatista, aprovechando la complicidad del régimen (argelino) en el patrocinio de sus planes perturbadores, amplió su ámbito de actuación hacia el sur y comenzó a realizar actividades ilícitas, como el tráfico de drogas, de explosivos y de armas, además de crear redes transnacionales dedicadas al tráfico de personas y a la protección de criminales de guerra y prófugos», dijo.
Por su parte, Hamada Bouihi, antiguo miembro del «polisario», denunció a un «grupo terrorista» que somete a las poblaciones secuestradas en los campamentos de Tinduf a las peores formas de violación de los derechos humanos, así como al espectro de una verdadera hambruna debido al desvío de la ayuda humanitaria destinada a estas poblaciones por la comunidad internacional, precisando que entre los 600 envíos destinados a las poblaciones secuestradas, sólo 50 llegan a los campamentos controlados por las milicias separatistas armadas.
Además, indicó que «la dirección del Polisario no tiene más remedio que someterse a los mandatos de las autoridades del país anfitrión para continuar su guerra ficticia dejando morir de hambre a las poblaciones secuestradas en los campamentos».
En la misma línea, Lemaadla Zrug, presidenta de la Asociación Saharaui contra la Impunidad en los Campamentos de Tinduf (ASIMCAT), habló ante la 4ª Comisión de la Asamblea General de la ONU sobre el sufrimiento de las mujeres en los campamentos a manos de los dirigentes del «polisario», que recurren sistemáticamente a la violencia física y psicológica de género.
«En estos campamentos proliferan los casos de violación y agresión sexual contra las mujeres, además de la trata de personas y la esclavitud», dijo, y añadió que las menores de edad son, a su vez, sometidas a matrimonios precoces y a desplazamientos forzados para servir a la propaganda separatista.
Por su parte, El Fadel Breika, miembro de la ASIMCAT, dijo que fue secuestrado y torturado durante cinco meses en una prisión secreta cerca de Tinduf por su activismo en favor de los derechos humanos, y afirmó que «quienes dicen defender a las poblaciones secuestradas están en realidad al servicio de los programas de sus patrocinadores y de una dirección sanguinaria cuyos miembros son perseguidos por delitos de violación, tortura, secuestro y genocidio», entre otros.
También, subrayó que para las milicias separatistas armadas, las poblaciones de los campamentos de Tinduf «son un negocio y una tarjeta de presión para el país anfitrión», Argelia.
