Rue20 Español/ Rabat
Una canoa sirvió para unir más que una charla; el mar, la luna y el viento ayudaron a que varios menores migrantes africanos conocieran a los expedicionarios iberoamericanos del proyecto Vuelta al Mundo, en su paso por la ciudad española de Ceuta, puerta de entrada de movimientos migratorios.
El proyecto arrancó el pasado 21 de julio en Madrid en un recorrido por España y Portugal para homenajear a los marinos Fernando de Magallanes y Juan Sebastián Elcano en el quinto centenario de la primera circunnavegación del mundo (1519-1521).
Financiado por la Agencia España de Cooperación al Desarrollo (Aecid), reúne a 36 jóvenes iberoamericanos de doce países de la región que recibieron una beca tras presentar un trabajo sobre sostenibilidad medioambiental o social.
En la penúltima parada del recorrido, los expedicionarios llegaron a la ciudad autónoma de Ceuta, una de las dos que España tiene en territorio africano, y pudieron ver de primera mano la convivencia entre los cuatro grupos religiosos que habitan la ciudad: católicos, musulmanes, judíos e hindúes.
Además de visitar varios templos de dichas religiones y ser recibidos en el ayuntamiento de la localidad, los jóvenes se encontraron con diez migrantes africanos menores de edad que residen en un centro de integración.
A la orilla del mar se presentaron y entre canoas pudieron arrancar la conversación.
«Lo que hemos visto hoy aquí es increíble, inolvidable, normalmente estos chicos no se relacionan con más gente de su edad porque la gente de la ciudad no quiere», dijo a EFE Julio Rodríguez, director del Centro de Realojo Temporal para Colectivos Vulnerables.
UN PREJUICIO DIFÍCIL DE ROMPER
Rodríguez demanda acabar con el prejuicio que acompaña a estos jóvenes en España, que abandonan sus países de origen antes de cumplir la mayoría de edad para encontrar un futuro mejor y a quienes se les acusa frecuentemente de cometer delitos en las localidades en las que residen.
«Nosotros siempre vamos a los sitios, nunca vienen a vernos y siempre nos miran con lupa, si pasa cualquier cosa la culpa será de los chicos y aquí estamos con los expedicionarios y no he visto a nadie que tenga ningún problema, esto es una experiencia para ellos, están disfrutando», valora el director del centro.
Para Issam, un joven marroquí que quiere llegar a Madrid para dedicarse a la cocina y que dejó Marruecos para también poder continuar con sus entrenamientos de atletismo, celebra que la expedición Vuelta al Mundo parara en Ceuta y quisiera generar este encuentro con ellos.
Issam llegó a Ceuta hace un año y cuatros meses cruzando la frontera marítima, nadó durante unos 30 minutos para tocar suelo español y cuenta que dejó atrás su país «para hacer cosas buenas».
«Quería aprender español, trabajar, seguir con mi entrenamiento y con las cosas que quiero hacer en mi vida», explica a EFE.
Con gran parte de su familia en su ciudad natal, Tetuán (norte de Marruecos), tiene claro que quiere perseguir su sueño de encontrar «una vida digna» para poder ayudarles desde España.
«Ellos necesitan cosas, yo tengo que buscar una vida buena, aprender y conocer gente buena como estos chicos, que son fantásticos, gente buena, hablamos y nos conocemos», dice.
Y es que para Issam, las críticas que se vierten sobre el colectivo al que pertenece «no son justas».
«No creo que tengan razón porque hay gente buena y gente mala, igual que aquí, somos gente buena que quiere buscar una buena vida, encontrar trabajo y ayudar a nuestras familias», remacha.
Para el expedicionario español Juanfran fue una experiencia que sirvió para cambiar la imagen de estos migrantes.
«Vimos que no son distintos a nosotros, muchas veces se les acusa por parte de ciertos partidos políticos que quieren enfrentarnos, pero eso es solo racismo, nosotros lo pasamos genial y fue una suerte conocerles», narra.
El recorrido de la expedición finaliza mañana en Madrid, donde los jóvenes terminarán esta aventura de 23 días en la que conocieron la historia de la primera vuelta al mundo, sus líderes con sus aciertos y sus fallos, pero también la realidad de otros jóvenes que como ellos solo buscan una vida mejor. EFE