Rue20 Español/ Rabat
El Banco Mundial alertó ayer de que Marruecos está amenazado por «estrés hídrico», la aguda frecuencia de precipitaciones deficitarias y una sequía que impacta «seriamente» y a «largo plazo» la economía del país magrebí.
En una nota, el organismo internacional señaló que la fuerte sequía, la ralentización de la economía mundial -agravada por el impacto de la guerra en Ucrania- afectará el crecimiento del PIB marroquí que se situará en un 1,3 % en 2022, frente a 7,9 % el año pasado.
«Marruecos forma parte de los países más afectados en el mundo por el estrés hídrico. Los eventos recientes mostraron que las soluciones técnicas no son suficientes para proteger la economía contra los choques climáticos y hay que aprobar políticas complementarias», señaló el director de operaciones del Banco Mundial para el Magreb y Malta, Jesko Hentschel, en una declaración recogida por la nota.
Hentschel subrayó la necesidad de reformas en la gestión de la demanda del agua para promover un consumo «eficiente y más racional» de los recursos hídricos.
La nota señaló que los recursos hídricos renovables del país entre 1960 y 2020 pasaron de 2.560 metros cúbicos a 620 metros cúbicos por persona al año. Lo cual puso al país en una situación de «estrés hídrico estructural».
En el mismo período, el país magrebí construyó más de 120 presas, multiplicando por diez la capacidad de almacenamiento del agua.
Por otra parte, el Banco Mundial señaló que la subida general de los precios de los productos de consumo provocará una aceleración de la inflación que se situará en un 5,3 % en 2022.
Además, el aumento de los gastos del Gobierno marroquí por las ayudas y subvenciones a los agricultores y consumidores y la subida de la necesidad de importación de cereales situará el déficit público y el de la cuenta corriente en 6,4 % y 5,2 % respectivamente este año.
El ministro de Equipamiento y Agua, Nizar Baraka, señaló este lunes en el Parlamento que la rareza de agua se debe a la falta de precipitaciones y de nieve, el nivel deficitario de la capa freática que baja entre 2 y 3 metros al año, y la caída de la tasa de agua almacenada en los embalses, que pasó de 9.400 millones de metros cúbicos en 2018 a 4.700 millones de metros cúbicos este año.
Para hacer frente a esta situación, el Gobierno aprobó en diciembre pasado un plan de urgencia que consiste en perforar nuevos pozos y implementar proyectos de desalinización de agua del mar, entre otras medidas. EFE