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El escritor-periodista Talaa Saoud Al Atlassi considera que el régimen argelino se aísla cada vez más de su pueblo y de la comunidad internacional.
»Sería vano para el régimen argelino querer reconciliarse con su pueblo y mejorar sus relaciones exteriores haciéndose víctima de complots para en verdad consolidar su dominio militar, económico y político en el país. Y con razón, el margen de maniobra de este régimen se vio evaporado», escribe en una crónica titulada »El régimen argelino: la obsesión por perjudicar a Argelia», publicada el miércoles en el sitio de noticias Machahid 24.
Añade que el aislamiento del régimen militar con respecto al pueblo argelino se ve a través del movimiento popular (Hirak), que continúa desde hace años, así como la ruptura consumada entre la antigua élite dirigente y este régimen, dado que muchos dirigentes políticos están tras las rejas por casos de corrupción, o se ven obligados a guardar silencio o a dimitir».
En consecuencia, el autor destaca que «el régimen argelino funciona hoy en día como una burbuja bajo las órdenes de un círculo cerrado de generales, quedando los demás reducidos al papel de figurantes y sustitutos en el tiempo muerto. En resumen, un régimen sin apoyo popular».
Según este columnista especializado en Argelia, el régimen argelino está ausente en el frente exterior, hundiéndose cada vez más en su soledad, señalando que «ha mantenido el movimiento separatista del polisario durante más de cuatro décadas, intentando en vano desestabilizar a Marruecos y cortarlo de su extensión africana con la intención de tener acceso al Atlántico para exportar su gas e imponer su hegemonía».
Sin embargo, prosiguió, el resultado actual es todo lo contrario, ya que el régimen argelino se ha condenado al aislamiento político en la escena internacional y en la historia, lo que perjudica los intereses de Argelia y agrava su situación, mientras que Marruecos se ha fortalecido y se ha abierto a África, con grandes bulevares e inmensas oportunidades por delante.
Talaa Saoud Al Atlassi indica, por otra parte, que el régimen argelino ha intentado en vano instrumentalizar al polisario contra Marruecos, pero no tuvo éxito, ya que este movimiento separatista se ha convertido en un problema específicamente argelino, una pesada carga que perjudica a Argelia tanto interna como externamente.
El mismo añadió que este régimen, que durante mucho tiempo ha hecho de Argelia un país de acogida para el polisario en Tinduf, asume ahora una triple responsabilidad: política, estratégica y financiera, tras el fracaso de sus maniobras para instrumentalizar este movimiento a nivel internacional.
Explicó que al decir que el polisario se ha convertido en un problema argelino, esto significa que «esta instrumentalización ha aislado al régimen en el plano internacional, que se ha vuelto inaudible en los foros internacionales, en particular en el Consejo de Seguridad». En cambio, el plan pacífico y pragmático de Marruecos es ahora incontestable e indiscutible».
Dicho esto, el autor subraya que el régimen argelino está coleccionando fracasos en el plano diplomático, señalando que los países que apoyan a Marruecos, por pragmatismo y equilibrio de poder, no lo hacen por sentimentalismo sino por consideraciones ligadas a la Realpolitik y en la preocupación de los intereses mutuos en los ámbitos político, social, de seguridad y económico.
Tras resaltar que «el régimen argelino, que se hunde cada vez más en su aislamiento, no puede alcanzar a Marruecos en términos de progreso, logros y presencia en la escena internacional, Talaa Saoud Al Atlassi considera que «la mano tendida por Marruecos es la mejor opción posible, incluso una opción histórica para sacar a Argelia del abismo del pasado y poder así proyectarse hacia el futuro». Map