Rue20 Español/Rabat
Ismail El Khouaja
La decisión de España de posicionarse con Marruecos apoyando la marroquinidad del Sáhara pasa factura. Algo que era más que esperado.
El régimen de Argelia anunció, hoy viernes, la revisión de las tarifas del gas con España, mientras mantiene intactas las tarifas con los demás clientes.
La decisión salió de la boca del responsable del grupo estatal Sonatrach, Tewfik Hakkar, en una entrevista con la agencia oficial APS.
«Desde el comienzo de la crisis en Ucrania, los precios del gas y del petróleo se han disparado. Argelia ha decidido mantener unos precios contractuales relativamente correctos para todos sus clientes. Sin embargo, no se descarta proceder a un recalcular de precios con nuestro cliente español», advirtió.
Con esta decisión, en plena crisis energética, el régimen de Argelia declara que no es un socio fiable, tal como vino diciendo y reiterando el ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, que tras el cierre unilateral del Gasoducto Magreb-Europa, voló inmediatamente a Argel para evitar de que Naturgy perdiera suministro de gas argelino.
Albares volvió a España con la mochila llena de promesas y garantías que técnicamente (un solo gasoducto no podrá suministrar el gas necesario para España) y ahora políticamente (apoyar la marroquinidad del Sáhara) se han visto frustradas.
El régimen de Argelia ordenó el pasado noviembre el cierre incomprensible de GME que parte de Argelia, discurre por Marruecos para llegar a España, debido a la normalización de relaciones de Marruecos con Israel, algo que el régimen, según explicó, consideraba una amenaza para su «seguridad».
La reconciliación entre Marruecos y España no gustó nada al régimen militar y más apoyando la marroquinidad del Sáhara que el régimen llevaba más de cuatro décadas evitando que que no sucediera.
A raíz de aquello, el régimen llamó a consultas a su embajador en Madrid, anunciando con ello una crisis diplomática con España por su apoyo a Marruecos, mientras que el régimen declara que no es parte interesada en el conflicto del Sáhara.
Ahora España se encuentra en un dilema. El país ibérico depende del 40% de su gas de Argelia, y si se suma lo de Rusia las cosas apuntan que van a por peor.
La decisión del régimen le abrirá los ojos a España para ser consciente que de un régimen militar no hay que fiar. Además, va a ser una oportunidad para que Madrid buscará otras alternativas y no quedará arrodillada siempre por el gas argelino. Las crisis siempre pueden convertirse en oportunidades.
