Rue20 Español / Alhucemas
Mohamed Charbi
El ex embajador de la República de México en el Reino de Marruecos, Andrés Ordóñez, escribió un artículo maravilloso sobre la amistad y las similitudes que hay entre Marruecos y México.
El artículo, que lleva como título Marruecos, nuestro espejo en África, fue publicado en el periódico de mayor tradición y circulación en México, El Sol de Irapuato. Y fue dedicado al embajador de Marruecos en México, Abdelfattah Lebbar.
El diplomático mexicano subraya en su artículo que «en la genética cultural mexicana existe una profundísima raíz magrebí que nos hace impresionantemente parecidos a los marroquíes».
«La religión es distinta, ellos son musulmanes y nosotros católicos, pero eso no obsta para que nuestra manera de construir la realidad sea sumamente parecida», agrega.
Para Andrés Ordóñez, a ambos puebos «nos gusta agradar al visitante; nos choca decir no; ambos estamos convencidos de que si los gringos y los europeos tienen los relojes, nosotros tenemos el tiempo; (…); nos fascinan los gobiernos fuertes; nos revienta que alguien nos exija el cumplimiento de nuestra obligación y valoramos en alto grado el modo de pedir las cosas».
«Para mexicanos y marroquíes la familia tiene un valor supremo. Somos muy amigos de nuestros amigos y rencorosos con quien nos la hace. Nos fascina comer. Somos artistas en la manera de combinar sabores disímbolos en platillos armoniosos: si al tajin de carne le agregamos chile y chocolate nos queda un mole y si el mechui lo ponemos en tortillas y lo aderezamos con salsa borracha, se nos convierte en barbacoa», prosigue.
Ordóñez destaca también que los dos pueblos «somos agradecidos con quien es generoso y correspondemos con tres un solo gesto de gentileza. Debe ser por eso que cuando uno camina por los mercados populares de Marruecos los encontramos llenos de zarapes de Saltillo, cerámica de Puebla y textiles de Tlaxcala».
«Nada de eso es gratuito. Durante los siglos XVI y XVII arribaron a Nueva España cientos de cripto-musulmanes que trajeron consigo su cultura y se llevaron la de Mesoamérica. Acaso haya sido más que una coincidencia que el nombre de la virgen emblemática de la identidad mexicana, Guadalupe, provenga de un vocablo árabe derivado de las voces uad, río, y al hub, amor», explica.
«Si mexicanos y marroquíes compartimos una identidad cultural, los retos presentes y futuros son prácticamente idénticos».
«Ambos sufrimos y disfrutamos una concentración de nuestras relaciones económicas y políticas al norte; somos ruta para el tránsito de mercancías sanctas et non sanctas; nuestros ecosistemas están igualmente amenazados por el cambio climático; adolecemos de falta de recursos hídricos y luchamos contra la desertificación», añade.
En opinión del diplomático mexicano, «los dos estamos urgidos de aumentar los niveles de vida de una población mayoritariamente joven; llevamos a cabo una lucha denodada por implantar el respeto a los derechos humanos y la igualdad de género como práctica política y social».
«Asimismo, – prosigue- somos actores insoslayables en nuestras regiones y factores determinantes para la seguridad estratégica de nuestros aliados».
«Los dos países tenemos economías abiertas y una clarísima vocación de futuro. Somos países espejo».
Sin embargo, Ordóñez reconoce en su artículo Marruecos, nuestro espejo en África que «nuestro desconocimiento recíproco hace que los mexicanos imaginemos Marruecos como un desierto con camellos y que los marroquíes nos imaginen como un territorio árido de cactus y gente con sombrero».
«En vez de camellos, ese país (Marruecos) ostenta una red de carreteras y aeropuertos de nivel europeo y hace unos meses puso en funcionamiento el primer tren de alta velocidad de África».
«Marruecos es la quinta economía de ese continente. El Índice de competitividad global del World Economic Forum, hace notoria desde 2018 la positiva situación alcanzada por esa nación».
«En términos generales de competitividad supera a países como Argelia, Argentina, Brasil y Nigeria, y así como a México en rubros específicos como instituciones, infraestructura y eficiencia del mercado de bienes».
«Hoy su apuesta es posicionarse como plataforma de exportación. Gracias a su estabilidad política, a la solidez de sus equilibrios macroeconómicos y a los incentivos administrativos y fiscales que ofrece para la inversión extranjera, Marruecos se presenta como plataforma ideal para la relación comercial con Europa, África y el Medio Oriente», resalta.
«Producir en Marruecos para exportar a esas regiones reduciría de manera radical los costos logísticos y nuestros productos multiplicarían su competitividad en esos mercados. Hace cinco años BIMBO se estableció en Marruecos y desde allí exporta a Europa, al África y al Medio Oriente. Ojalá más empresas mexicanas se atrevan a mirarse en nuestro espejo africano«, concluye.