Rue20 Español/ Mohammadia
Toufiq Slimani
En el llamado “Caso Gali”, España se aferra a la coartada de “las razones humanitarias”. Una justificación débil y poco convincente no solo para Marruecos sino para los mismos españoles. Varios ex responsables y ex ministros han considerado la acogida, por la Moncloa, del líder del Polisario, Brahim Gali, bajo una identidad falsa, como un error garrafal y una decisión innecesaria.
Por Mucho que el Gobierno español intente ocultar la verdadera causa de la acogida de Gali el pasado 18 de abril de 2021, algo acabará desmoronando la coartada. Ya hay brotes. Dos acontecimientos/ declaraciones en seis días han dejado más claro que el agua que la acogida de Gali fue una maniobra política bendecida por la presidencia del Gobierno español. Lógico.
Sánchez está en todo. Nadie de los ministros fichados por Sánchez hace lo que le dé la gana. Y si se despidió alguien, es porque debería haber algún sacrificado. Sánchez no es Pablo Casado.
El líder del PP fue abandonado prácticamente por todos los suyos. Sánchez, no. Aprendió de su batalla con los barones socialistas. Era menos dañino despedir a la ex ministra de Asuntos Exteriores, Unión Europea y Cooperación del Gobierno, Arancha González Laya, que debilitar a Sánchez. Laya lo tragó; Ayuso, no.
Tanto va el cántaro a la fuente que al final se rompe. La declaración de Sánchez el pasado 18 de febrero 2022 tras la clausura de la Cumbre UE-UA lo desnudó más que lo arropó ante Marruecos.
Los encuentros, las charlas y las entrevistas de los presidentes en las Cumbres no son arbitrarias ni casuales. Todo planificado, y siempre habrá excepciones. Pero cuando un presidente del Gobierno habla con alguien en una cumbre y visibiliza el acto ante los medios, ya no es algo casual.
Sánchez no solo le sobró con la acogida de Gali en España, también habló con él. Este último fue ninguneado por todos los lideres europeos, y no ha sido recibido ni por la presidenta de la Comisión Europea ni por el presidente del Parlamento Europeo ni mucho menos por el presidente de turno de la UE, Emmanuel Macron. Otra vez, Sánchez fue la excepción.
“Tuve ayer la ocasión de poder hablar tanto con el ministro de Asuntos Exteriores marroquí como también con el señor Gali, que coincidimos precisamente en ese foro”, informó Sánchez el viernes 18 de este febrero al margen de la Cumbre.
Sánchez no reveló el contenido de su charla con Gali ni dio detalles. En cambio, se explayó hablando de su conversación con Nasser Bourita, titular de Exteriores de Marruecos. “Y con el ministro de Exteriores marroquí tuve precisamente la ocasión de poder compartir una conversación en que ambos, creo que, constatamos la necesidad de avanzar en estas relaciones estratégicas entre España y Marruecos que fue señalada también por el Rey Mohamed Sexto el pasado mes de agosto”, afirmó Sánchez.
Sánchez quiso matar dos pájaros de un tiro: hacer sentir a gusto a sus socios comunistas, republicanos y separatistas hablando con Gali, por una parte, y mandar mensajes de reconciliación, con dichos y sin hechos, a Marruecos, por otra.
“Para España, Marruecos es un socio estratégico, por lo tanto, queremos profundizar las relaciones tanto desde el punto de vista regional (UE-UA) como bilateral (Madrid-Rabat)”, concluyó Sánchez.
La jugada le salió rana. Ha dejado un mal sabor de boca aquí en Marruecos. ¿Qué diferencia hay entre acoger y hablar con un líder separatista que se vanagloria de atacar y lanzar la guerra contra tu socio?, se preguntan algunos marroquíes.
El segundo acontecimiento/ declaración lo protagonizó la misma Laya, que se resiste a la despedida, en una entrevista concedida anteayer a Cadena SER.
Laya reconoció que la acogida de Gali fue una decisión política adoptada por el Gobierno liderado por Sánchez y no es una decisión unilateral (suya). Laya no quiere ser la mala de la película. Desnuda a Sánchez para vestirse. Dice que tiene el mayor de los respetos por Marruecos. Diga lo que diga, Laya ha fracasado en enderezar las relaciones con Marruecos.
“Estas decisiones (la entrada de Ghali), que son políticas, tiene que quedar en ese orden. Me gusta ser respetuosa con la capacidad de los Estados de tomar decisiones políticas sin tener que desnudarse ante el mundo”, reveló Laya.
“Me tomé la política como un servicio a mi país. Había vivido 25 años fuera de mi país. En un momento el presidente me llama y yo vuelvo para contribuir con mi país, porque es en lo que creo. No tengo ninguna razón para echar la vista atrás y pensar que no tenía que haberlo hecho. Lo hice convencida, me marché satisfecha y conseguimos hacer muchas cosas en circunstancias muy difíciles”, agregó.
Laya aseguró que antes de salir mantenía el contacto con los responsables marroquíes. “Como no se puede mirar atrás hay que mirar siempre hacia delante. Nunca perdimos la interlocución con Marruecos. Los canales de comunicación siguieron abiertos”.
No quiso hablar de la denuncia presentada contra ella por su participación en la entrada de Gali a España en la sombra y bajo identidad falsa. “Aún hay un juez que está investigando esto y quiero ser respetuosa con esa investigación. Llevo muchísimos años en este sector, el de las relaciones internacionales, y he trabajado de una forma muy estrecha siempre con Marruecos. Tengo el mayor de los respetos por Marruecos. Tampoco ha cambiado que nuestro país tiene una tradición humanitaria a la que no quiere renunciar. He querido siempre entender este episodio y no guardo ningún rencor ni tengo motivos para pensar que se hizo algo que no se tuvo que hacer”, concluyó.
Las dos declaraciones no facilitarán la deseada vuelta a la normalidad diplomática entre los dos Reinos. Visibilizar a Gali mientras que otros lo ningunearon en la Cumbre deja malas señales. Tampoco ayudan las relevaciones de Laya.
Hasta el momento, las buenas sensaciones que han dejado los mensajes de los dos reyes Mohamed Sexto y Felipe Sexto, en las últimas semanas, no han sido materializados por la Moncloa en hechos.
Sánchez, sus socios y sus ex están convirtiendo los mensajes reconciliadores en papel mojado. Si las elecciones generales de 2023 han empezado a marcar las posturas de la política exterior española, las relaciones hispano-marroquíes están en jaque. Espero que no sea así. Otro año en blanco no beneficiará a nadie.