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sábado, noviembre 23, 2024

Un guiño alemán a Rabat: España está más aislada que nunca

 

 

Rue20 Español/ FEZ

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Ismail El Khouaja

 

España se encuentra hoy más aislada que nunca, ya no tiene con quien aliarse en Europa para hostilizar a Marruecos.

 

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Alemania puso fin a la era Merkel, con quien España tenía cierto respaldo en medio de una total indiferencia por parte de sus antiguos socios a nivel internacional, encabezados por Estados Unidos.

 

La Alemania del socialdemócrata, Olaf Scholz, ha puesto la resolución de la crisis con Marruecos como prioridad en su agenda política, de modo que en nada más una semana de la formación del Gobierno Semáforo (por los colores que representan los partidos que lo conforman), el Ministerio de Exteriores alemán publicó un comunicado en el que ensalza las privilegiadas relaciones con Marruecos desde su independencia en 1956.

 

Sin embargo, lo que chocó a los vecinos de Marruecos y marcaría indudablemente un antes y después en las relaciones germano-marroquíes es el cambio de postura del nuevo gobierno alemán respecto al Sáhara marroquí.

 

Alemania apoya el plan de autonomía presentado por Marruecos en 2007, destacando que «Marruecos aporta una importante contribución a un acuerdo de paz» en el Sáhara marroquí.

 

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Se trata de un giro copernicano de la política exterior de la primera potencia en Europa en su relación con Marruecos. Con ello, está claro que el antiguo gobierno alemán asumía cierta responsabilidad en la generación de esta crisis bilateral. Con el nuevo Gobierno, todo apunta que una nueva etapa se está vislumbrando en el horizonte.

 

El jefe de la diplomacia marroquí, Naser Burita, comentando la postura del país germano, afirmó este mes en el Parlamento que las relaciones con Alemania deben basarse en la “claridad y la reciprocidad” y que “requieren acción y esfuerzos”.

 

Alemania ha cumplido y ahora «está preparada para una asociación que mira al futuro en pie de igualdad”, indicaba el comunicado de la Embajada alemana la semana pasada en su página Facebook, en el que desmintió un informe hostil sobre Marruecos de la investigadora suiza Isabelle Werenfels, así como saludó la reanudación de las relaciones del Reino con Israel.

 

Ahora bien, Alemania está rectificando su error diplomático en cuanto a oponer la decisión de Estados Unidos de la marroquinidad del Sáhara, la pregunta ahora es ¿qué espera la España del PSOE y Podemos?, dos partidos que han demostrado una hostilidad hacia un vecino estratégico como lo es Marruecos.

 

El segundo parece normal porque se trata de un partido totalitario y ciego a la ideología separatista de la Guerra Fría, pero de la histórica izquierda del PSOE parece raro e incomprensible.

 

El experto en las relaciones hispano-marroquíes, Nabil Driouch, acierta cuando dijo en su último artículo titulado «¿Por qué las cosas no van bien entre Marruecos Y España? Un beso en una mejilla y una bofetada en la otra», que España padece una sequía a nivel de élite gobernante.

 

La remodelación del gobierno aún no ha cambiado nada, sobre todo a nivel de política exterior con Estados Unidos y Marruecos. La crisis hispano-marroquí sigue estancada, los funcionarios españoles emiten palabras de color rosa, mientras que las autoridades marroquíes mantienen silencio y siguen en su estrategia de diversificar sus socios.

 

No cabe olvidar que la diplomacia marroquí evitó, este mes, asistir al Foro de la Unión por el Mediterráneo (UpM) organizado en Barcelona para participar en la cumbre Chino-africana celebrada en Senegal. Y de África partió a Europa Central, donde firmó acuerdos con Suiza y luego participó en la primera reunión ministerial «V4 Marruecos» del Grupo Visegrado (Hungría, Polonia, Eslovaquia y República Checa), y de la Europa Central a Reino Unido.

 

En efecto, el nuevo Gobierno alemán no quiere perder a un socio tan estratégico bajo ningún concepto. Alemania no es España.

 

España acoge en su tierra a separatistas, apoya a instituciones pro Polisario, recibe el supuesto líder de esta banda armada a pesar de ser acusado de genocidio y lesa humanidad y mantiene mucha alianza con regímenes  totalitarios como son Argelia y Venezuela.

 

España no quiere un Marruecos con su Sáhara porque ello significaría directamente recuperar a las dos ciudades ocupadas de Ceuta y Melilla, así como otras islas.

 

España cree que solucionado el conflicto del Sáhara va a perder su peso en el Marruecos porque ya no le quedará una carta para chantajear a su vecino del Sur.

 

España sabe que un Marruecos íntegro supondría una potencia en la región, cosa que ya está logrado el país magrebí gracias a la nueva alianza con Estados Unidos, Gran Bretaña, Israel y China.

 

De hecho, la estrategia que quiere adoptar España es incomprensible. Ofrecer un avión al Enviado Personal de la ONU, Staffan de Mistura, no es gran cosa de la cual España puede jactarse o para que se entienda un posible cambio de postura por parte de Marruecos. España solo tiene una solución, reconocer la marroquinidad del Sáhara sí o sí.

 

Marruecos ya no acepta medias tintas. O a favor o en contra. La política de doble rasero es cosa pasada y pisada en su nueva política exterior.

 

 

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