Rue20 en español/ Tánger
Meryem Ghoua, Redacción
La decisión de la imposición del pasaporte Covid-19 está dando sus frutos en Marruecos. Miles de marroquíes acuden a los centros de vacunación para tomar la primera, la segunda o la tercera vacuna. Es la única solución para circular con toda la libertad del mundo. También es un compromiso ético, porque vacunarse facilita el control del virus.
Tras la incorporación de Marruecos a los países que imponen el pasaporte de vacunación para entrar a los lugares públicos y privados: cafeterías, restaurantes, gimnasios, hoteles y administraciones, el jueves 21 de octubre de 2021, miles de personas no vacunadas acudieron a los centros de vacunación en diferentes ciudades del Reino para recibir sus dosis.
Por su parte, el Gobierno ha rendido homenaje a la importante participación de los ciudadanos y ciudadanas que han respondido a este llamamiento nacional y han participado activamente en la campaña nacional de vacunación contra Covid-19, según declaró el nuevo jefe del Gobierno Aziz Akhennouch.
El número de personas que recibieron la primera dosis de la vacuna alcanzó 23.726.514, mientras que el de las personas que recibieron la segunda llegó a 21.526.896, en cuanto a la tercera dosis 1.037.229.
La imposición del pasaporte de la vacunación como medio único de acceso a los lugares públicos y a los departamentos gubernamentales aumentó la tasa de recepción de la vacuna ya que en una sola semana 1.500.000 personas recibieron la primera dosis.
Como parte de facilitar este proceso, el gobierno informó a los ciudadanos que habían recibido la primera dosis que podían obtener un pasaporte de vacunación temporal.
Cabe señalar que para alcanzar la inmunidad colectiva y asegurar la vuelta a una vida normal es importante que todos los ciudadanos acudan a los centros de vacunación.
El pasaporte Covid-19 en Tánger
La capital del Boughaz, Tanger, es otra ciudad marroquí que vive bajo la presión de los ciudadanos que quieren lograr la inmunidad colectiva mediante la vacunación, que acabó de convertirse en algo obligatorio, para poder acceder a las instituciones y espacios públicos, así como los concursos laborales.
Por ser una ciudad dinámica e industrial, la estación del tren de Tánger presenció durante estos últimos días un destancamento, ya que las autoridades no permiten a una gran parte de los viajeros entrar a la estación por no tener el llamado «Pass Vaccinal», es decir, el pase vacunal.
Este hecho provocó en muchas ocasiones protestas y situaciones caóticas ante la estación, lo que dificultó la tarea del control para las autoridades locales.
Lejos de Tánger, otro caso que produjo, la semana pasada, muchas críticas a lo largo de todo el Reino. Se trata del concurso de la Policía que impuso a sus candidatos mostrar el Pass Vaccinal o bien un test RT-PCR negativo para poder pasar la prueba.
«Se requiere el pase de vacunación o una prueba de RT-PCR negativa de menos de 72 horas para pasar las pruebas escritas de los concursos de la DGSN programados para el 24/10/2021», según escribió la DSGN en su mensaje para sus candidatos.
«Antes de que entráramos al centro del examen, les mostramos nuestra tarjeta de identidad, convocación, y por fin, el Pass Vaccinal, luego nos dividieron a grupos, las vacunadas en un lado, y las no vacunadas en otro lado. Lo que puedo decir es que el futuro de las que no tuvieron dicho pass, se quedó ambiguo como el resultado de la prueba», según nos informó una de las candidatas femeninas a Rue20 Español.
El pase vacunal en Fez
En cuanto a la capital espiritual del Reino, Fez, la decisión de la vacunación obligatoria para el acceso a las instituciones y espacios públicos ha sido noticia en boca de todos entre partidarios y oponentes.
La afluencia de los fasíes a los centros de vacunación ha sido enorme. De hecho, de la noche a la mañana, estos centros han experimentado una llegada masiva de ciudadanos, lo que ha aumentado la demanda de vacunas en los centros de vacunación.
A los funcionarios de estos centros les resultó muy difícil controlar esta afluencia de ciudadanos. Esto ha creado confusión y desorden en los centros, que a veces ha llegado a crear conflictos entre ciudadanía y funcionarios.
El pasado viernes, por ejemplo, en el Centro de Vacunación el 11 de Enero, los funcionarios del centro se han visto obligados a cerrar sus puertas para controlar la operación y organizar la asistencia.
«¡Esto es injusto! Llevo tres días aquí esperando y ya ves nada de nada. No puedo salir siempre con excusa, ¡el trabajo manda y el dueño no perdona!», se quejo una ciudadana que prefirió el anonimato.
«Antes de llamar a la ciudadanía a vacunarse de esta forma hay que tener los centros movilizados. Este ministerio lo hace todo bien pero tiene un problema de comunicación», dijo un hombre que nos ha revelado que no piensa tomar la tercera dosis en esta situación. «¡Es imposible para mí estar todo el día en fila!», concluyó.
Aunque las autoridades locales han tratado de evitar esta demanda elevando el número de personas encargadas de registrar los datos de los ciudadanos, enfermeros para proporcionar vacunas, personal auxiliar y agentes de la autoridad, estas medidas no han sido suficientes, por lo cual al Ministerio de Sanidad debe dedicarse más personal para continuar la lucha contra Convid-19.
La vacunación en Mohammedia y ¡Vuelva mañana!
A veces el acceso a la vacunación en las grandes y medianas ciudades resulta mucho más difícil que en las pequeñas ciudades. A veces los ciudadanos quieren vacunarse, pero la espera en la largas filas desespera.
A veces tienes que esperar, cuando llega tu turno; llega la hora del cierre, o en el peor de los casos se agotan las dosis. ¡Vuelva mañana! Es la frase que más duele a un aspirante a vacunarse.
Una familia el la ciudad de Mohammedia relató a Rue20 Español su aventura infinita con la primera vacuna. La esposa acudió el jueves- 21 de octubre 2021- a las 18h al Centro de Vacunación «Teatro Abderrahime Bouebide», desafortunadamente, los funcionarios le dijeron que las dosis para aquel días se agotaron. «Vuela mañana, y si es por la madrugada será mejor», dijo un funcionario.
«Es que no puedo por la mañana», respondió la esposa. Como la familia vivía en un barrio lejos del centro de la ciudad, decidió aplazar la vacunación hasta el pasado miércoles. Otra historia.
La familia acudió al mismo lugar en la misma hora (18h). Otra vez, los funcionarios le dijeron que hay mucha gente esperando su turno dentro, y ya no podías entrar. Además, afirmaron que la conexión era muy pesada, por eso se tardaba el proceso. Vuelva mañana. La esposa no se vacunó. Volvió a confirmar a Rue20 Español que todavía no acudió al centro por los compromisos de la vida diaria. Pero, no tenía más remedio que vacunarse.
