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Ismail El Khouaja
La historia está plagada de evidencias sobre las actividades terroristas del Frente Polisario, apoyado por el régimen militar argelino, en España.
La que antes fue considerada una banda terrorista por España, ahora es una organización con derecho de anular acuerdos entre Marruecos y la Unión Europea. Incluso su líder, Brahim Ghali, acusado de genocidio y lesa humanidad, es recibido con flores en España para hospitalizarse.
El politólogo español y portavoz del Grupo Internacional de Apoyo a la Paz y la Reunificación Saharaui, Pedro Ignacio Altamirano, ha sacado a luz un importante artículo titulado «El eje Argelia-Polisario-ETA», donde evidencia, con números y pruebas que solo pueden calificarse de chocantes, la implicación del régimen militar argelino en la fabricación del terrorismo en la región mediante la banda del Polisario, apoyada por el País Vasco.
El autor, basándose en cifras oficiales, calcula que «entre 1973 y 1986, el Frente Polisario llevó a cabo 289 atentados terroristas contra ciudadanos españoles, de forma más precisa contra trabajadores de las minas de fosfatos de Fosbucraa, en el Sáhara, y pescadores, de Canarias, Galicia, País Vasco y Andalucía, que faenaban en aguas del banco sahariano».
A raíz de estos atentados terroristas, el entonces presidente del gobierno Felipe González ordenó la expulsión de «todas las personas identificadas como miembros del Frente Polisario» y el cierre de sus oficinas en España.
Hoy la historia ha dado un giro copernicano, de manera que miembros del Polisario viven en España con todos los derechos, incluso atacan a ciudadanos españoles como pasó el mes pasado con una miembra del Grupo Internacional de Apoyo a la Paz y la Reunificación Saharaui.
¿Qué ha pasado para que hoy en día España acoja en su tierra a miembros del Polisario, apoyados por partidos políticos y organizaciones pro Polisario?
Para Altamirano, el tema del gas es solo una «tapadera» para ocultar las verdaderas justificaciones. Según él, el gobierno de España «está en brazos de Argelia» y en manos de un partido totalitario (Podemos) cuyo líder, Pablo Iglesias, a pesar de su dimisión, todavía sigue mandando. Su coalición con Iran, Venezuela o Cuba hace que el gobierno de España se posicione con el régimen totalitario argelino.
El autor demuestra que España sabe que el régimen militar argelino apoyaba -y sigue haciéndolo- a movimientos terroristas, aún así no hace nada al respecto.
En el artículo, Altamirano revela que el régimen militar argelino apoyaba a la organización terrorista ETA. Y hoy en día el País Vasco brinda apoyo al Polisario, ya que «los partidos vascos actuales son hijos directos de ETA».
«Lo que es impresentable es que la administración española permita que se financie desde las administraciones públicas, a través de oscuras Asociaciones pro-saharaui, a una banda terrorista que atentó y atenta contra ciudadanos e intereses españoles», precisa Altamirano.
El autor se pregunta por qué la España de hoy no declara terrorista a la banda terrorista del Polisario como declara a ETA y otras organizaciones.
Indudablemente, España se ha vuelto amnésica a las atrocidades de la banda terrorista del Polisario. Los intereses económicos tapan las atrocidades del Polisario en detrimento de asuntos humanos.