Rue20 en español / Mequínez
Francia tiene la población musulmana más grande de Europa, con aproximadamente 6 millones de personas, provenientes principalmente del norte de África.
Las personas de origen marroquí representan un gran sector de la población total en Francia.
Contribuyen considerablemente al desarrollo del país, ya que participan en una serie de actividades económicas muy interesantes, como por ejemplo la industria, la agricultura, la hostelería,…
No obstante, la comunidad musulmana en este país europeo sufre de vez en cuando debido a las opiniones negativas que algunos políticos franceses siguen teniendo sobre su religión.
Últimamente, Francia está convirtiendo la islamofobia en una herramienta útil para alcanzar sus objetivos. La ultraderecha ha demostrado de nuevo su insumisión estructural e ideológica con la democracia como instrumento de inclusión social.
El discurso pronunciado el domingo pasado por Marine Le Pen, candidata por Reagrupamiento Nacional (RN) a las próximas elecciones presidenciales, ha incurrido abiertamente en una islamofobia, según «El País».
La candidata al Elíseo, que había sufrido un estrepitoso fracaso en las elecciones regionales del pasado junio, apuesta por una estrategia consistente en limar los tonos más radicales de su mensaje y quitarse de encima la imagen de partido racista y autoritario que arrastraba su formación.
Es decir, Le Pen ha regresado al discurso de la ley y el orden prometiendo acabar con la “talibanización” de algunas zonas de Francia, en alusión a las bandas organizadas del tráfico de drogas.
Realmente, este discurso de la ultraderecha, que aspira a la presidencia de la República, está contaminando al resto del espectro político francés.
Cabe resaltar que en febrero de 2020 el presidente Emmanuel Macron lanzó también una “estrategia de lucha contra el separatismo islamista” con el foco puesto en los barrios marginalizados.
En fin, en vez de defender los conceptos que verdaderamente forman parte de la identidad francesa, como la necesidad de reforzar la educación pública y subir el salario a sus profesores, algunos partidos racistas del país siguen apostando por la «integración» de la comunidad musulmana.
Estos partidos, que tienden a menudo a asociar islam e inseguridad, no hacen sino contribuir a alimentar las fobias.