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Ismail El Khouaja
El Secretario General del Partido Progreso y Socialismo (PPS), Nabil Benabdellah, calificó de «imprudente e incomprensible» la decisión de las autoridades argelinas en cuanto a romper unilateralmente las relaciones diplomáticas con Marruecos.
La decisión tomada por el régimen es «imprudente y completamente incomprensible, ya que indica que el régimen argelino sigue adoptando posiciones y reacciones que se remontan a la época de la Guerra Fría», dijo Benabdellah en sus declaraciones al diario marroquí Madar21.
Benabdellah da por sentado que la verdadera razón que llevó al régimen militar argelino a tomar esta decisión es «desviar la atención» sobre la grave situación que está viviendo el país achacable a la mala gestión interna de los asuntos del país.
«Con esta decisión, el régimen argelino pretende buscar falsas razones externas, para justificar sus problemas internos y su torpe gestión de los asuntos de su país mediante inventar un enemigo externo».
El secretario general lamentó la sistemática escalada unilateral del país vecino, considerándola “un paso con consecuencias no calculadas, lo que tendrá un impacto negativo para los dos pueblos, así como el fortalecimiento de las relaciones de cara al futuro».
El secretario general del PPS no pasó por desaparecida la ocasión sin subrayar la tolerante política del Reino hacia Argelia y su pueblo para pasar página y empezar una auténtica relación bilateral.
Marruecos «ha estado practicando la política de la mano tendida a través de muchas iniciativas lideradas por el rey Mohammed VI, el último de los cuales fue en el último discurso por motivo del Día del Trono en el que el Rey abordó el asunto argelino de manera clara, tendiendo otra vez la mano de la paz a Argelia para construir un futuro común entre los dos pueblos y los dos países, así como ocupar posiciones de vanguardia en el Magrebí y en el mundo árabe, y en las relaciones con Europa por el bien de ambos pueblos, empezando por supuesto por la apertura de las fronteras entre los dos países».
Sin embargo, en contraposición de los esfuerzos del Reino, el régimen no interactua para el bien de los dos países vecinos, sino no duda en acusar por todo lo que le caiga por encima.
«Esto es, por supuesto, lo que el régimen argelino solía hacer durante 45 años, poniendo trabas contra el desarrollo de Marruecos y contra la aspiración legítima del pueblo marroquí en cuanto a defender su integridad territorial».
Benabdellah terminó deseando que «las circunstancias ayuden a construir una percepción completamente diferente de las relaciones entre los dos países en el futuro».